Hoy en día las ratas están en todas partes. Caminan, se mezclan, ensucian, contaminan. Nosotros somos las ratas y para eso debe existir una policía especial.
Policías para ratas. La penúltima obra de Gustavo Moscona se aleja bastante de lo que fue la comedia alucinógena El locutorio, aunque en tono y crítica son cercanas.
Las hipocresías de una sociedad que siempre culpa a lo ajeno, lo externo, lo “otro” de su propia miserabilidad es la base de los textos de Moscona, quién en esta oportunidad decide crear una ingeniosa metáfora, de la forma en la que el “sistema” decide exterminar todo aquello que no puede entrar en el perfecto status quo que decide implementar, a veces, por la fuerza: más control, más autoritarismo.
Los protagonistas son tres policías, provenientes un mismo barrio. Han pasado a ser un elemento de poder, para sacar a las ratas de sus alcantarillas, limpiar sus crímenes. Pero ellos pertenecen a ese mismo submundo. Son, fueron y serán ratas para el sistema. Y por eso fueron lanzados a la alcantarillas.
La violencia, discriminación social y sexual, un juego sadomasoquista que traspasa la cuarta pared e interpela a los espectadores, como reflejo de la propia miseria. Los cuerpos animalizados de los actores permiten entrar enseguida en una realidad paralela.
Narrada a través de flashback, Policía para ratas aprovecha un espacio reducido y sucio para crear un clima claustrofóbico, generado por una iluminación puntual y música siniestra. La ironía da pie a la tragedia y al enfrentamiento de los personajes con sus fantasmas, la culpa, el pasado, su propia historia. El sometido pasa a ser dominador, pero también son humanos. Moscona con mucha inteligencia consigue humanizar demonios, ponerlos de pie frente a los espectadores, que no son más que luchadores pasivos e indiferentes, indefensos e impotentes, testigos de la tragedia, del infanticidio y el holocausto que el dramaturgo decide narrar en esta oportunidad.
Belén Freire, Ernesto Kiare, Oscar Souto conforman un trio impiadoso, burdo, capaz de trasladarse de un registro grotesco a uno más naturalista, sin perder un tono emotivo relevante y destacado.
Drama social, camuflado por el horror de la cotidianeidad, Policía para ratas, es una obra imprescindible. MUY BUENA
Policía para ratas, de Gustavo Moscona
Con: Belén Freire, Ernesto Kiare, Oscar Souto
Teatro El Fino – Paraná 673 – 1ª Piso. Terminó la temporada