Todo empresario sabe que su actividad no está exenta de riesgo y que, ante una recesión, hay que tener una estrategia certera para sobrepasar el mal momento. Preocupados por la caída del consumo que registran desde 2013, en la industria metalúrgica esbozan intentos para reducir costos, reconvertirse y aprovechar el asociativismo para ser nuevamente el motor del desarrollo económico. El sector -integrado por la siderurgia, la metalmecánica, la electromecánica y la electrónica- representa más del 40% de las exportaciones de los países desarrollados. En la Argentina, en cambio, los despachos de Manufacturas de Origen Industrial (MOI) superan por poco el 30% y, según la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (Adimra), hay un 65% de déficit en la balanza comercial en productos industriales. Los optimistas opinan que todavía hay resto para crecer. El sector es de los que requiere más mano de obra (justifica 300.000 empleos) y aporta el mayor valor agregado en relación a su valor bruto de producción. Cuando la productividad y la competitividad vuelven a cobrar valor, el Estado sabe que cualquier estrategia de desarrollo implica un acompañamiento del sector. Empujadas por la caída de la actividad y la necesidad de recambio, las pymes ya trabajan al respecto. Las más de 25.000 empresas que componen el sector metalúrgico son, en gran medida, pymes. Son ellas las que generan el 21% del empleo industrial y aportan el 18% del PBI manufacturero, de acuerdo con Adimra. Pero no la tienen fácil: según el Estimador Mensual Industrial (EMI) del Indec, la actividad afrontó una caída del 4% en el primer semestre, agravada en algunos segmentos por la mayor importación de vehículos y otros bienes de consumo que se registró entre enero y mayo de 2016. Y, de acuerdo al observatorio de la gremial empresaria, la producción se contrajo 9,7% interanual, mientras que la utilización de la capacidad instalada (UCI) se ubicó en torno al 56%, manifestando una baja interanual en los primeros seis meses del año de 8,9%. Para el Indec, en tanto, el 70,5% de las empresas no anticipa cambios en la utilización de la capacidad instalada durante el trimestre agosto-octubre, mientras que el 21,3% de los consultados agoraba una baja.