El concepto “ecoturismo” emerge con fuerza en la década de los ’90, pero desde entonces ha ido mutando. Hoy ha sido remplazado por el concepto de “Turismo Activo Sostenible” (TAS), con nuevas características: “TAS se redefine con relación al turismo convencional. Se trata de un turismo participativo, dinámico, de grupos reducidos, con guías altamente especializados, y en perfecta comunión con la naturaleza y cultura del lugar donde se lleva a cabo.
Es para viajeros que ya han experimentado todo tipo de turismo convencional y que buscan nuevas alternativas y vivencias directas combinando adrenalina con el contacto pleno con una naturaleza prístina”, explica Hugo H. Vecchiet, de la Fundación Ecoturismo Americana. Entre las actividades más alineadas con TAS se encuentran birdwatching e interpretación de naturaleza, trekking de travesía y senderismo de interpretación, mountain bike, cabalgatas, rafting y canotaje, y fly fishing o etnoturismo.
“Todavía falta mucho camino por recorrer en lo que hace a la consolidación de la Argentina como destino turístico sustentable”, afirma Rosario Sallaberry Cousté, de la agencia de turismo sustentable Ammanik. Por ejemplo, a escala estatal, todavía sigue muy fuerte la visión del turismo como una actividad netamente económica. “El debate que hoy se da es mayormente sobre ingresos y salidas de turistas versus ingresos y egresos de divisas. Es muy poco lo que se escucha acerca de la capacidad de carga de los destinos, es decir, si los puntos turísticos están preparados a nivel de servicios cloacales o gestión de residuos, entre otras variables, para recibir una cantidad determinada de visitantes”.
Entre otras opciones, la agencia propone la “Experiencia sustentable en el Delta”, un día completo navegando en una canoa isleña y en compañía de guías naturalistas locales, habitantes de la primera sección del Delta. “Se recorren aproximadamente 40 km visitando las casas de los lugareños, artesanos mimbreros y junqueros, y conociendo el trabajo de cooperativas locales”, comenta Sallaberry Cousté.
Según la OMT, el TAS moviliza 90 millones de viajeros por año que realizan distintas actividades en países de América latina, Asia y África. En relación a la situación en la Argentina, Vecchiet señala que no se ha avanzado mucho desde 2002 a la fecha, cuando se realizó la Cumbre Mundial del Ecoturismo en Quebec, Canadá. “El turismo masivo sigue siendo el foco en la Argentina, los operadores y prestadores de servicios se las deben arreglar solos, no obstante lo cual tenemos excelentes profesionales y propuestas. Se han debido readecuar tarifas, independientemente que los costos operativos se han incrementado en los últimos seis años de manera alarmante”, reseña.
En dos ruedas
Entre las diversas propuestas que ofrece la Argentina se encuentra Bike&Trek, que desde hace 22 años organiza salidas de cicloturismo con mountain bike desde Buenos Aires a distintos puntos del país, en formato de salidas cortas y especiales. “El turismo en bicicleta es no contaminante. La bici no hace ruido ni humo, permite hacer actividad física y llegar a lugares con el propio esfuerzo, lo que brinda una gran satisfacción a la persona”, cuenta Gustavo González, que organiza las salidas.
El impacto ambiental del cicloturismo es muy bajo. “Si se realiza por caminos, huellas y/o senderos, solo quedan las marcas de las ruedas y nos llevamos fotografías del paisaje. Por otro lado, apuntamos en nuestros tours visitar pequeñas localidades, pulperías, museos, dando vida y movimiento a dichas poblaciones consumiendo productos locales. También elegimos pequeños alojamientos, atendidos por sus dueños, consumimos gastronomía regional y contratamos guías de la zona beneficiando a las comunidades locales”, agrega. No menos importante es la concientización del participante en cuidar y apreciar el medio natural. “Que no arroje basura, que respete a otros visitantes, que no se salga del sendero”, subraya.
Las dos ruedas también son la propuesta de “Usa la Bici”, iniciativa con foco en la organización integral de salidas de cicloturismo en las zonas rurales de los alrededores del Partido de las Flores (a 2000 km de CABA). “Combinamos nuestra pasión por las travesías en bicicleta con el conocimiento de los caminos rurales florenses. La experiencia es única para los amantes de esta actividad, desde el armado y diseño del programa, relevamiento del recorrido, guiada y coordinación, hasta el transporte, traslado de bicicletas, alojamiento y comidas, siempre manteniendo un estilo artesanal”, cuenta Ricardo Lapadula. Considera como “idea matter” un respeto irrestricto por el ambiente. “Esto es implementación de prácticas adecuadas, sostenibles en cuanto al manejo de recursos naturales, el agua y los residuos. Buscamos además presentarnos como el circuito más seguro y completo de la provincia de Buenos Aires”. aclara.
La zona también ofrece hospedaje “verde”. Yamay (nombre mapuche que significa "estar bien") es un proyecto de ecoturismo social y responsable. Ofrece un espacio para reconectarse con la naturaleza y la vida sustentable: permacultura, construcción natural, techos vivos, huerta orgánica integrada a bosques comestibles, colmena de abejas respetadas son algunos de los atractivos del espacio. “La propuesta es disfrutar de un día de campo de manera distinta, alejándonos de la rutina, sumergirse en los silencios y contemplar el horizonte, amasar y hornear pan en nuestro horno de barro, conocer un pueblo de menos de 200 habitantes y observar la vía láctea como nunca se vio”, explica Marcelo Giuggioloni. Las opciones actuales para estadía incluyen carpas y cabaña de adobe. “Estamos desarrollando un nuevo proyecto de glamping, con todo el confort de una vivienda vacacional pero en el silencio y la paz del corazón de nuestra pampa”, completa.
El relax del agua
Para el lado del Río de la Plata se amplía la oferta. Desde Kayak Río de la Plata proponen el kayakismo como una nueva tendencia dentro del turismo sustentable. “Se trata de una nueva alternativa, una propuesta de acondicionamiento físico en contacto con el medio natural”, resalta Damián Montagna.
La clave es relacionarse con el ambiente de manera cuidadosa. “Es un deporte silencioso que al desarrollarse sobre el agua se le suma un plus de relajación por los sonidos del río. La actividad permite una experiencia directa con la flora y la fauna en cada lugar en el que navegamos, potenciamos sentidos y sensaciones. No dejamos rastros, ya que adherimos al programa internacional de ética outdoors”, agrega. Con base en San Isidro, los paseos se extienden por la ribera y el Delta mientras que “el paseo de atardecer más luna llena” es uno de los programas mas solicitados.
Otra interesante opción es la Ruta de la Yerba Mate, que une a las provincias litoraleñas de Corrientes y Misiones, donde se cultiva y se elabora este producto. “Se trata de un itinerario cultural, productivo y gastronómico único en el mundo, que atraviesa campos de tierra roja y vegetación abundante, maravillas naturales y Patrimonios de la Humanidad (como las Misiones Jesuítico Guaraníes y las Cataratas del Iguazú)”, señala Alejandro Gruber, presidente de la Asociación Ruta de la Yerba Mate Argentina.
La Ruta conduce a los viajeros a recorrer establecimientos artesanales, ecológicos e industriales, en los que se puede conocer el proceso completo de producción, desde las extensas plantaciones pasando por la cosecha, el secado, la molienda y el envasado del producto final, inmersos en un paisaje único. “El visitante podrá realizar degustaciones de distintas variedades de mates y hay numerosos emprendimientos gastronómicos en los que se puede probar toda la diversidad de platos, postres y bebidas que, en esta zona, se preparan y aderezan con yerba mate. También hay posibilidad de realizar cabalgatas, paseos en bicicleta y caminatas por las plantaciones. Y, para pasar la noche, se puede optar por antiguos cascos de estancias yerbateras o casas de colonos, en los que puede compartir la vida típica de las familias rurales de nuestra región, o bien por posadas, hoteles y fantásticos ecolodges armónicamente integrados al entorno natural, donde la posibilidad de ser uno con el paisaje es una realidad”, agrega.
Una joya del turismo sustentable es Tacuapí Lodge, en Misiones. Las instalaciones son linderas al Parque Provincial Salto Encantado (ruta 14) y se ubican a 550 metros sobre el nivel del mar. Sus 50 hectáreas de reserva natural le permiten al turista recorrer cómodos senderos de distintas dificultades, cascadas y puentes a lo largo de la selva, permitiendo el avistaje de aves y el contacto con la flora y fauna local. “La diferencia más notoria entre nuestro concepto es que nos dedicamos a la conservación y al respeto por el entorno. El huésped siente naturalmente que es parte de un proyecto ambiental. Les brindamos recomendaciones para la adecuada conducta del viajero en favor del ambiente, desde no recolectar especies nativas a disminuir los desechos que produce durante su visita”, cuenta Alejandra Pautasso.
Diversos estudios ambientales les sirvieron para determinar el modelo de uso eco turístico ideal para impactar lo mínimo posible en el ambiente. “Frente a las quejas de los vecinos, erradicamos de la zona las plantaciones de tabaco que se venían realizando durante muchos años. Ellos hoy trabajan con nosotros directa o indirectamente. Además, brindamos capacitación y entrenamiento, contamos con un Programa de Voluntariado disponible y realizamos compras a proveedores conscientes. También minimizamos el uso de embalajes y utilizar biodegradables”, agrega.
En armonía
En los Esteros del Iberá, Rincón del Socorro emerge como otro gran atractivo del turismo ecológico. Se trata de una reserva privada de 12.000 hectáreas donde se llevan adelante diferentes proyectos de restauración y reintroducción de especies, actividades a cargo de la fundación The Conservation Land Trust (CLT). Con ese marco, la hostería cuenta con seis habitaciones dentro de la casa principal y tres cabañas ubicadas en el jardín. “Ofrecemos un servicio todo incluido, es decir que nos ocupamos de las comidas y actividades de nuestros huéspedes, entre las que se destacan la navegación por la laguna Iberá, safaris nocturnos, trekkings, cabalgatas. Al estar inmersos en un lugar dedicado a la conservación, el avistaje de flora y fauna es increíble y nos orientamos a brindar a nuestros huéspedes un mayor entendimiento del ecosistema local y una mayor apreciación de la importancia del rol que cumple cada uno de sus ambientes naturales y su conservación”, cuenta Ana Laura Rodriguez Esquercia.
Con influencia en el norte argentino, el desierto de Atacama en Chile y el altiplano boliviano, Norte Trekking ofrece hacer recorridos en 4x4 por sitios remotos, parando para hacer algunos trekking y seguir camino. La alterativa que propone es totalmente sustentable. “No hacemos off road, es decir, huellas nuevas en la montaña con el vehículo que destruya la armonía del paisaje. Toda la basura que generamos durante el viaje la regresamos a la ciudad donde partimos”, comenta Federico Norte, quien sostiene que los pueblos no están preparados para la disposición final de sus residuos y mucho menos para la de los visitantes. “Tratamos de comer en los pueblos, en comedores familiares, evitando los picnic salvo en aquellos lugares donde no hay absolutamente nada. Es la forma de integrar el turismo a las comunidades locales, no solo comprándoles artesanías” concluye.
Destinos clásicos con óptica sustentable
Buenos Aires: se puede hacer turismo sustentable en plena Capital Federal. En Palermo, la propuesta es la de un hotel ecológico, con diseño y servicio de alta calidad. Su principal búsqueda fue y es el uso responsable y conciente de los recursos naturales desde el mismo día que se inició su construcción e infraestructura. Respondiendo los estándares de “hostería verde”, el objetivo cotidiano del alojamiento es la reducción sustentable de emisiones de carbono, reducción de gasto en energías, combustibles, agua y materias primas, climatización e iluminación y la incorporación de techos verdes con huerta orgánica.
Cataratas del Iguazú. Ammanik ofrece estadía de cuatro días en Puerto Iguazú y se visita el Parque Nacional Iguazú con un guía naturalista con quien se recorren los circuitos tradicionales, pero con una mirada interpretativa del entorno con paseo ecológico a bordo de balsas a remo incluido. Además, la posibilidad de descubrir y conocer la vida de la selva a través de sus pobladores nativos, los guaraníes, quienes aún hoy trabajan para conservar un importante remanente de selva autóctona.
El objetivo de este programa es poner en valor la función biológica y social del ecosistema de selva, la “paranaense”, en un país donde el avance de la frontera agro-industrial hace peligrar su persistencia.
Bariloche: Carol Jones Cabalgatas (nieta del tejano Jarred Jones, pionero de la zona) organiza desde 1985 cabalgatas en el extenso territorio del Parque Nacional Nahuel Huapi. Las cabalgatas, de dos días o más, tienen lugar en la zona de precordillera y atraviesan valles, montañas de hasta 2000 m, ríos, bosques de lengas y ñires, estepa, donde los únicos lugares habitados son las estancias de cría de ganado. Durante las cabalgatas largas, se hace campamento durmiendo en carpas con el objetivo de acercarse a la vida cotidiana del hombre de campo.