En este tiempo es muy importante que cada uno asuma la responsabilidad de sí mismo, el cómo estamos. Te voy a hablar desde una perspectiva espiritual que es la que me concierne. Creo que en medio de todo un entorno que no está bajo nuestro control como individuos exactamente.
En forma directa podemos justificar que cuando las cosas están muy adversas o muy turbulentas, el que yo esté igual. Aquí me gustaría aportar que más allá de cómo las cosas estén, asumir la responsabilidad individual de cómo yo esté, de cómo yo me encuentre internamente tiene que ver con conocer elecciones muy profundas que van más allá de las cosas que están pasando. Porque si bien muchas de las cosas no están como queremos o para otros están como quieren, quizás para la mayoría en el mundo no están las en la dirección que todo mundo sueña.
Entonces es como decir “qué es lo que yo quiero para mi vida”. Con esto no estoy promoviendo el individualismo sino el asumir que uno tiene la experiencia de vida de lo que uno está pensando porque nuestros pensamientos están determinando la realidad en la que vivimos, cómo la percibimos. A pesar de que las cosas puedan ser como son, si a mi me gustaría que algo cambie tengo que tener una mirada positiva que no significa ser como inocente o fantasear la realidad pero significa que yo puedo tener las cosas como están una actitud positiva y ver el beneficio de todo.
El que ve el beneficio no es que no ve el perjuicio, no es que no ve lo que no funciona o es que no ve que no quiere que cambie pero se posiciona desde un lugar. O sea yo fui responsable de lo que es posible. Entonces me tengo que posicionar desde ese lugar empezando por mi realidad individual donde cómo yo estoy, cómo está el estado de mi familia, cómo es el clima familiar porque a veces las cosas no están bien afuera, nosotros podemos crear nuestro propio infierno en el living de nuestra casa o en nuestra propia cabeza.
Nosotros tenemos una responsabilidad frente a nosotros mismos y también a los demás de ser feliz, de estar en paz, de mantener el equilibrio. Esto no depende de qué está pasando o de las noticias que salen cada día. Pueden ser alentadoras o no pero depende de lo que yo esté pensando y cuánto yo decida consumir, cuánto detalle necesito yo saber.
Nos tenemos que proteger de los detalles, de opiniones y de cosas que nos terminan también confundiéndonos. Me parece que se pierde la objetividad cuando uno entra en la expansión de las cosas.
Tenemos un desafío grande de poder concentrar nuestra energía, de mantenernos en la esencia de lo que sí es importante. Independientemente de lo que esté pasando que no esté en mis manos, yo soy responsable de tomar buenas decisiones donde las cosas sí están en mis manos. Si yo me dejo afectar por todo, si yo me dejo venir abajo, si yo me dejo influir por todo lo que está pasando, entonces cuando a mí me toque hacer lo que a mí me toca hacer y que nadie puede hacer por mí, lo voy a hacer desde un lugar sin fuerza, sin motivación o por lo menos sin claridad.
Creo que tenemos esa responsabilidad. Empieza con contener pensamientos más positivos, empieza con volvernos más observadores de nosotros mismos. A veces las cosas en nuestro mundo más pequeño pueden cambiar y dependen de mí pero por ahí no estoy asumiendo esa responsabilidad de que si yo pienso de una manera más positiva, entonces podría eso cambiar. Si yo estoy todo el día mirando los defectos o criticando a alguien o emitiendo juicios de valor, mi energía, la energía del alma se… Es como abrir una llave de agua y dejar que todo tu tanque se vacíe. Nosotros tenemos que poder medir la cantidad de energía que tenemos para hacer las cosas.
Si nosotros nos ponemos negativos, si nos decepcionamos, si nos sentimos ofendidos, si nos enojamos durante el día, nuestra energía como la batería del celular se vuelve muy descargada, muy bajita. Desde ahí vemos muy poco de la realidad.
Algo que todos podemos practicar es alto cuidado. Cuando digo alto cuidado no es volvernos un egoísta, un egocéntrico, un indiferente, más bien todo lo contrario. Cada uno tiene su familia, cada uno tiene su trabajo, tiene su salud, también participa socialmente desde diferentes espacios.
Pero la pregunta de la que sí soy responsable es cómo estoy y cómo estoy realmente no depende de qué pasa o de qué no pasa sino de qué pienso que eso pasa. La noticia, algo puede ser muy negativo y yo pienso de la misma forma peor, eso que está pasando afuera empieza a pasar adentro mío, y eso empieza a nublar mi propia visión.
Termina decepcionándome, termino quizás hablando mal o agresivamente con alguien que tengo al lado y es porque mi energía se está debilitando, se vuelve débil. Con argumentos críticos emitidos juicios y estamos siempre negando defectos o hablando del pasado, nos volvemos muy débiles. Eso no nos deja poner en juego las mejores ideas con ganas, con entusiasmo, con el deseo de hacer una diferencia.
Será que ya a esta altura del año, casi agosto y con estas noticias negativas. Por ejemplo, el otro día pensaba en el tema de la codicia. Todas estas noticias que llegan de corrupción en el mundo y de gente que se queda con muchísimo dinero que ni siquiera tal vez ni siquiera la va a usar y es una cuestión de acumulación de poder. ¿Qué es lo que motiva a una persona a ser codiciosa, no pensar en el otro? ¿Qué le pasa por dentro?
Es su propio vacío interno. Todos buscamos afuera lo que no estamos pudiendo vivir como experiencia interna. La naturaleza tiene suficiente para satisfacer todas nuestras necesidades. Cuando digo naturaleza me refiero en términos de dinero, de comida pero el vacío interno del alma la hace buscar afuera para llenar ese hueco.
Entonces empezamos a acumular tanto dinero, como las cosas son energía, la energía de la materia no está diseñada para estar acumulada o estancada. Toda la naturaleza se mueve en un flujo natural. Ya ves como los árboles tienen hojitas, brindan sombra, tiene nido de las aves, que les cae las hojitas, después vuelven a salir. Todo florece, envejece, muere pero vuelve a nacer. Hay un ciclo vital de la materia que nosotros no respetamos cuando acumulamos.
Lo que uno ve en el presente como la posibilidad de alguien de acumular o la desigualdad es algo temporario porque no es sostenible. Definitivamente no es sostenible porque no es natural, que parte de la materia en cualquiera de sus formas esté acumulada o estancada.
Por lo cual ese egoísmo, que viene del individualismo, del egocentrismo que nos lleva al consumo compulsivo a la acumulación de cosas que viene por miedo. Tratando de garantizar seguridad en donde no hay seguridad. No hay para nada seguro de lo que tengas hoy lo vayas a tener mañana, y que tampoco eso mismo se vulnere desde la naturaleza misma. Entonces tenemos que apelar al lugar donde realmente es seguridad, donde realmente hay plenitud que es el interior del ser.
Creo que el tiempo que estamos viviendo es un llamado fuerte hacia la espiritualidad. Tenemos que darnos cuenta que tenemos adentro nuestra propia esencia, es muy poderosa, es muy abundante, es muy rica, es nuestra paz interior. Es el amor, es la condición natural del alma de ser verdadera. Cuando nos quedamos dormidos en el ego es que nos volvemos falsos, pero falsos con nosotros mismos y falsos con los demás. Es como un estado de amnesia, el alma no es originariamente corrupta o vacía, u oscura. El alma originariamente es plena, es pura, es poderosa.
Pero el fluir constantemente a través de nuestra expresión produce un desgaste. Como en todo: en la ley, que es la ley de la Entropía que explica que toda energía que pasa por un estado máximo fluye a un estado mínimo. Eso le pasa al alma. Así como un auto es nuevo y después se envejece, la casa es nueva y después se envejece, una plantita también crece, florece y envejece. El alma al expresarse de manera continua también es como que se desgasta, se deteriora y sobre todo se vacía.
El estado de la humanidad de hoy refleja el envejecimiento del proceso en su expresión y el desgaste donde las almas no tienen claridad, no tiene experiencia en el amor. Ese vacío que genera tanto miedo genera una gran vulnerabilidad, nos lleva de lleno a luchar por el poder, a acumular cosas, a volvernos posesivos y egoístas con las personas y nuestros vínculos. Todo eso como si fuera un estado de enfermedad.
Es como que estamos dormidos, tenemos que despertar y estas crisis que atravesamos como individuos, como familia o como sociedades son golpes fuertes que nos van a ayudar a despertar y a darnos cuenta que nos necesitamos los unos a los otros, que tenemos que cooperar en vez de competir, que nuestra naturaleza es dar más que tomar y que estamos diseñados para compartir, no para tener.
Entonces lo que estamos viendo es como una energía que va en picada que es la decadencia de un viejo paradigma que se va a caer por su propio peso. A la vez hay un emergente muy fascinante que es la búsqueda de las personas donde busca introducir espiritualidad en las empresas como tu llamado en los medios. En todo tipo de ámbitos: en el gobierno, en las unidades penitenciarias…
Te puedo decir que este año celebramos el día internacional del yoga que es una iniciativa global. Lo hicimos en el CCK y la verdad fue alucinante ver que todo el día circularon miles de personas. Teníamos yoga para niños, teníamos paneles de diferentes temas, teníamos una sala de meditación por la que pasaban de manera permanente grupos de gente de 50 personas. Fue un evento abierto, gratuito, público. Eso da que ahora cambió la señal, hay una emergente que se está tornando una tendencia: es el despertar. Entonces por un lado tenes una energía que cae en picada, que es como la decadencia, que lo viejo se está probando a si mismo inexistente.
Otra tendencia que viene de adentro que es el despertar, que hoy la gente se hace preguntas que antes no se hacía, que la gente se vuelva más selectiva en su compañía, en cómo gasta su dinero, en cómo se administra su tiempo, cómo cuida su salud, que tiende al cuidado o al autocuidado va a surgir un emergente de cooperación.
Estamos viendo luchas de poderes entre personas pero en realidad no estamos teniendo en cuenta un factor fundamental que es la naturaleza y su propio desequilibrio, su propia expresión que es cuando sucede grandes catástrofes o cosas que nos pegan un sacudón que nos dice “tenemos que estar juntos, tenemos que ayudarnos”.
Esas son situaciones que hace darnos cuenta que no son muy diferentes, que todos somos personas que tenemos un corazón, que todos somos capaces de amar, que todos queremos paz.
Estamos en el marco de todo esto, todo juntos.
A nivel de la fragilidad internacional, de la fragilidad de la naturaleza, de la fragilidad de las relaciones humanas. Es como si se estuviera comprimiendo un tiempo yo le llamaría de saldación de cuentas donde todos nuestros errores salen a la luz y hay que pagarlos.
También nuestros aciertos salen a la luz y son buenas oportunidades. Entonces es la ley del karma, de cada acción que nosotros realizamos van a dar un fruto tarde o temprano. Esa es la ley del universo. Es una ley inexorable. Nadie la ejerce, es en sí misma la ley de la acción.
Entonces nadie puede escapar de la ley del universo que es que por cada buena acción yo tengo mi fruto y por cualquier mala acción tengo un fruto. Si eso lo aplicamos a lo que estoy pensando, a lo que estoy sintiendo, a mis actitudes, a mi manera de participar, las cosas que hablo, las cosas que hago.
Bueno, no puedo saber cuál es mi futuro pero depende de lo que yo estoy haciendo. No depende de nada afuera y eso es mi responsabilidad.