La buena gastronomía puede llevarnos a descubrir la vida lejos de la ciudad y más cerca de pequeños pueblos bonaerenses que aún atesoran recetas de comidas tradicionales. Ante el reciente desarrollo del miniturismo, algunos destinos de la provincia de Buenos Aires reforzaron su oferta con propuestas que antes no tenían.
"La gastronomía se ha consolidado como una de las claves para diversificar la oferta turística y estimular el desarrollo de las economías regionales. Este segmento es uno de los más dinámicos en cuanto a la aparición de nuevos emprendimientos y uno de los principales generadores de empleo dentro de la industria turística", destacó a La Prensa Ignacio Crotto, Secretario de turismo de la provincia de Buenos Aires.
Luego agregó que "El turista viaja buscando experiencias, y la gastronomía es uno de los principales imanes a la hora elegir un destino, ya sea para unas vacaciones; como también para las escapadas".
Conocido por sus restaurantes de campo, Carlos Keen es un pueblo situado a 15 kilómetros de Luján en dirección a San Andrés de Giles. Supo ser parada obligada para los turistas, pero con la creación de nuevas rutas fue quedando en el olvido por los viajeros.
Sin embargo, con el fomento gastronómico local, los restaurantes de este pueblo hicieron que la afluencia de los viajeros no cesara. La mayoría se ubica alrededor de la vieja estación y conservan recicladas sus fachadas originales, típicas de zonas rurales.
Hay varios destinos para degustar los sabores locales, pero si busca comer rodeado de la vida de campo entonces una vuelta por la Estancia Rosada será de provecho. Situado en un auténtico casco histórico del siglo XIX, la Estancia Rosada es una antigua barraca militar que formaba parte de los corrales de Luján, último punto de abastecimiento del ejército en la Campaña del Desierto. Allí persiste una encantadora y pintoresca infraestructura de estilo colonial e italiano, con un parque con una arboleda, con especies únicas en el país y una laguna.
También se puede hacer un poco de turismo y visitar varios sitios históricos locales que remiten a la época en que el ferrocarril aún pasaba por el lugar. Así, el Granero de la Estación alberga todos los fines de semana distintas actividades como la pintoresca feria artesanal, así como también eventos musicales y teatrales.
La Capilla de San Carlos Borromeo, inaugurada en 1906, cuenta con un estilo neo románico, con fachada de ladrillos de junta enrasada. Para los que buscan conocer más de la historia local se pueden acercar al Museo Rural, situado en uno de los laterales de predio del ferrocarril, que tiene una pequeña muestra de herramientas relacionadas con la actividad.
Pero son los propios habitantes quienes mejor podrán contar sobre el pasado de este pequeño pueblo y en la antigua estafeta postal, hoy conocida como el "Jardín de Noidee", la pionera del turismo y la gastronomía local le ofrecerá los mejores relatos mientras se degusta un buen te con repostería artesanal.
INGENIERO MASCHWITZ
La localidad bonaerense de Ingeniero Maschwitz, a 40 kilómetros de Buenos Aires, recibe cada fin de semana la visita de hasta cinco mil personas atraídas por la pujante oferta gastronómica y de establecimientos dedicados al diseño, al arte y a la decoración, que se complementa con las propuestas de la cercana ciudad de Escobar.
El eje en torno al cual se despliega el polo gastronómico de Ingeniero Maschwitz es la Avenida Mendoza. En esa arteria hay dos galerías con locales comerciales y más que nada gastronómicos, independientemente de los locales emplazados sobre la misma avenida y en las calles laterales.
Una de esas galerías es el denominado Mercado de Maschwitz; allí los locales gastronómicos se ubican en la planta baja y los comerciales en el primer piso.
Este complejo, enmarcado en un ámbito natural, tiene locales que se caracterizan por tener muebles antiguos restaurados que le dan cierto estilo vintage. Se advierte en el lugar un estilo combinado entre lo rural y los conventillos del barrio porteño de La Boca.
Dos cuadras después se encuentra el Paseo Mendoza, el complejo a partir del cual Maschwitz tomó el gran desarrollo gastronómico que lo caracteriza en la actualidad. Para recorrer un poco más los atractivos locales, la Plaza Papa Francisco y el corredor de la calle Dorado son grandes puntos de interés de la zona junto a la estancia Villanueva.
TOMAS JOFRE
A unos 100 kilómetros de la Capital, en la localidad de Mercedes, se encuentra Tomas Jofré, un pequeño pueblo gastronómico ideal para una escapada. Pese a sólo contar con veinte manzanas en las que habitan 200 habitantes es durante los fines de semana donde la población sube exponencialmente hasta llegar a casi cinco mil personas. Este incremento se debe a la combinación de la excelente cocina y su tranquilidad. Antiguos almacenes de ramos generales y casas centenarias fueron reciclados para dar lugar a estos establecimientos que prometen hacer regresar al visitante que pruebe sus delicias.
En el Fronteras, situado en Calle 812 y Boulevard A, la historia del antiguo almacén de ramos generales que funcionó allí recuerda los tradicionales almuerzos de campo, con sabrosos embutidos y asados. Fundado en 1948, este recinto aún conserva los muebles de época y frente a su fachada las mesas puestas todos los fines de semana para los visitantes, permiten obtener la experiencia singular de estar disfrutando de un buen plato sin apuro ni corridas.
Frente a la vieja estación tren de Tomás Jofré también se sitúa otro destino gastronómico local que no se puede dejar de visitar. Allí, una vieja casona, hoy transformada en un restaurante, alberga a Santa Victoria de Jofré otro punto destacado dentro de la ruta gastronómica del Partido de Mercedes.
Además, los domingos se realiza en la plaza central una feria de artesanos donde se pueden comprar productos locales. Un perfecto souvenir para degustar en casa junto a los recuerdos obtenidos en la localidad.
URIBELARREA
A 16 kilómetros de Cañuelas por la ruta Nº 205 se sitúa un oasis de tranquilidad. Basta recorrer una hora desde la Capital Federal para llegar a Uribelarrea, un pequeño y pintoresco poblado que ofrece arquitectura centenaria, espectáculos folklóricos y una variada carta gastronómica.
Su nombre se lo debe a Miguel Nemesio de Uribelarrea, un rico hacendado que fue presidente de la Municipalidad de Buenos Aires durante el gobierno de Sarmiento y quien en 1889 fundó la colonia que hoy lleva su nombre. En 1892, cuando ya había 19 construcciones en Uribelarrea, comenzó a funcionar la estación ferroviaria, que conectó al poblado con las ciudades de Cañuelas y de Lobos.
El 26 de enero de 1894 se fundó la Escuela Agrotécnica Salesiana "Don Bosco", considerada la primera de su tipo en la Argentina.
Este destino tuvo su época de mayor esplendor entre los años 1930/1940, momento en que contaba con más de 50 tambos manuales y varias queserías. Actualmente, con sus 900 habitantes, Uribe -como lo llaman los locales- sigue conservando su hospitalidad para con el visitante y asoma al turismo con un circuito que incluye historia, pulperías, casas de campo, restaurantes, fiambres, quesos y cervezas artesanales.
Uribe permite realizar recorridos por sus sitios históricos. La recomendación de los lugareños es caminar alrededor de la plaza donde se conserva el primitivo núcleo urbano. Entre los edificios se destaca "El Palenque", un almacén construido hacia 1890, que también funcionó como depósito de sal para los saladeros de la zona. Actualmente es un bar y casa de comidas.
También se destaca en este sector la Iglesia Nuestra Señora de Luján, de estilo neo gótico, inaugurada el 18 de diciembre de 1890. En su interior se conservan vitraux originales y algunos agregados de 1996 para la filmación de la película "Evita", de Alan Parker.
La recuperación de viejos edificios locales dio a lugar a"Pueblo Escondido". Situado frente a la Sociedad de fomento, este establecimiento es un punto turístico muy visitado para quienes buscan abastecerse de fiambres y embutidos realizados de manera artesanal.
Sin duda alguna, la próxima vez que busque realizar una mini escapada ya no tendrá incertidumbre sobre hacia dónde ir para degustar lo mejor de la gastronomía campestre.