`Los lácteos aumentan el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad, hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer", `La leche es solo para el consumo de los niños", `Los intolerantes a la lactosa no pueden consumir productos lácteos", `La leche causa alergias", `Son más nutritivas las bebidas de soja". Estos son algunos de los mitos que existen en la actualidad en torno a los productos lácteos y "que han contribuido en buena medida a la disminución del consumo de este grupo de alimentos", según destacan los doctores Belinda Vallejo y Aron González, del Laboratorio de Química y Biotecnología de Productos Lácteos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) de México.
En el libro `Lácteos: alimentos esenciales para el ser humano", publicado recientemente por la Federación Panamericana de Lechería (Fepale), estos expertos abordan los mitos y realidades de los lácteos a través de evidencia científica reportada en publicaciones internacionales.
"Es importante mencionar que existe información equivocada y distorsionada en los medios masivos de comunicación, que, careciendo de todo sustento científico, tiene por objetivo descalificar y minimizar la importancia y ventajas del consumo de la leche y sus derivados", advierten Vallejo y González.
Los investigadores señalan que en un estudio realizado por la Academia Americana de Pediatría se presentaron las posibles causas de la disminución del consumo de leche y, por ende, de la ingesta de calcio, pese a que las guías dietarias incluyen a los lácteos como componentes esenciales de la dieta.
"Derivado del análisis, se reportó que la disminución del consumo de leche en Estados Unidos se debió al incremento en el consumo de bebidas carbonatadas y jugos, y a que grupos con intereses particulares habían promovido campañas sugerentes de que el consumo de leche era dañino para la salud, llegando a proponer que debería eliminarse de los desayunos escolares", subrayan para luego añadir: "Además, estos grupos argumentaban que era posible consumir los nutrientes de la leche en alimentos alternativos como las bebidas de soja".
Sin embargo, los expertos en química y biotecnología de los productos lácteos ponen de manifiesto que aunque se ha demostrado que las bebidas de soja ofrecen beneficios al estado nutricional y de salud del ser humano, su aporte nutrimental no es comparable con el de la leche, ya que el calcio y vitaminas como la D y B12, entre otros nutrientes inorgánicos, son menos biodisponibles en la bebida de soja que en la leche.
"En la bebida de soja solo el 75% del calcio está biodisponible, por lo tanto no es equivalente a la leche, algo particularmente relevante frente a problemas como la osteoporosis y el control de peso", detallan.
HUESOS SANOS
En ese sentido, enfatizan que el aumento del consumo de productos lácteos también se asocia consistentemente con menores tasas de osteoporosis y mejora de la salud de los huesos. "Estudios clínicos han demostrado que el consumo de leche conduce a un balance positivo de calcio, indicando que se absorbe más calcio de lo que se excreta", puntualizan.
"Otros estudios muestran que el fosfato en general, incluido el de la leche, aumenta la retención de calcio y mejora la salud de los huesos", prosiguen.
También mencionan que un aumento de la ingesta de productos lácteos en las mujeres coreanas posmenopáusicas se asoció con un menor riesgo de padecer osteoporosis, mientras que otro estudio reportó que en Estados Unidos la baja ingesta de lácteos puede incrementar el riesgo de osteoporosis en mujeres posmenopaúsicas.
En tanto, agregan que un mayor consumo de productos lácteos en la niñez y la adolescencia en mujeres polacas predijeron una mejor salud ósea en la edad adulta.
"De manera que para prevenir la osteoporosis, la dieta debe contener calcio, proteína, vitamina D y minerales como potasio, magnesio y zinc y todos estos nutrientes pueden ser aportados con el consumo de tres porciones diarias de lácteos", resumen los investigadores mexicanos.
OBESIDAD
Según remarcan Vallejo y González, la obesidad es multifactorial y no se debe al consumo de ciertos alimentos, sino al sedentarismo, a un cambio radical en los hábitos alimenticios y a la genética, entre otros factores.
En esa línea, hacen hincapié en que se ha demostrado que las proteínas de la leche contribuyen a la reducción del peso y el calcio a la disminución de la grasa corporal.
"Los estudios mostraron que el consumo de leche suprime la ingesta de alimentos, ya que incrementa la saciedad. La mayor evidencia apunta a que son las proteínas de la leche las que tienen este efecto; sin embargo, el efecto de otros nutrientes no puede ser descartado", precisan, al tiempo que aseguran: "Asimismo, otros estudios afirman que la vitamina D y el calcio presentes en los productos lácteos ayudan a disminuir el riesgo de padecer obesidad".
Los especialistas también ponen de manifiesto que se ha demostrado un efecto benéfico por el consumo de leche y derivados en relación con el síndrome metabólico, ya que la ingesta de productos lácteos "ayuda a disminuir la presión arterial debido al contenido de calcio, potasio y magnesio".
Una ingesta inadecuada de calcio ocasiona una mayor resistencia vascular y, en consecuencia, un aumento de la presión arterial. Asimismo, el consumo de leches fermentadas que contienen péptidos bioactivos específicos reduce la presión arterial de individuos hipertensos, argumentan.
CORAZON Y DIABETES
Por otro lado, afirman que se ha demostrado que las personas que consumen productos lácteos bajos en grasa tienden a padecer menos enfermedades cardiovasculares que las personas que no los consumen.
En relación con la diabetes, indican que "se ha demostrado que a mayor consumo de leche y derivados, existe menor riesgo de padecer diabetes mellitus tipo 2 y una disminución de la resistencia a la insulina".
"También se han diseñado productos lácteos fermentados con péptidos antiobesogénicos, antihipercolesterolémicos, antitrombóticos o antihipertensivos", recuerdan para luego agregar: "Para aquellos individuos que requieran controlar el peso, obteniendo los beneficios de la leche, pueden considerar el consumo de lácteos descremados o semidescremados".
INTOLERANCIAS Y ALERGIAS
La intolerancia a la lactosa que presentan algunos individuos consiste en la aparición de síntomas gastrointestinales asociados a la digestión incompleta de la lactosa causada por niveles bajos de la enzima lactasa, explican Vallejo y González. "Sin embargo, es importante que este padecimiento sea diferenciado de la alergia que cuando se presenta trae problemas respiratorios, rinitis, y dermatitis, pudiendo causar también problemas gastrointestinales", aclaran.
En tanto, aseveran que las alergias alimentarias son causadas por una respuesta inmune anormal a la ingesta de proteínas específicas, como podrían ser las de la leche.
"Afortunadamente, la incidencia de alergia a las proteínas de la leche es muy baja, ya que es de tan solo 1 a 3% en infantes y niños de hasta dos años y generalmente desaparece después de los dos o tres años como resultado de la maduración del sistema gastrointestinal e inmune. El 85% de los infantes que la padecen supera la alergia cuando llegan a la edad de cuatro años", grafican.
Para evitar reacciones alérgicas, recomiendan el consumo de leche materna o fórmula maternizada durante el primer año de vida y luego consumir leche de vaca. "Para los intolerantes a la lactosa, el tiempo de aparición es diferente, ya que cuando se llega a desarrollar se presenta a los dos o tres años de edad. Con la intolerancia a la lactosa, no es necesario eliminar el consumo de leche y lácteos, sino que la solución es experimentar con cantidades variables y tipos de lácteos para mejorar la intolerancia, o en casos extremos se puede recurrir al consumo de leches deslactosadas y productos lácteos fermentados", expresan.
CÁNCER
Por último, y contrario a las afirmaciones populares que vinculan el consumo de lácteos con un mayor riesgo de cáncer, los investigadores enfatizan que existe suficiente información científica que ha reportado que los productos lácteos tienen componentes como el calcio, vitamina D, bacterias ácido lácticas, ácido linoléico conjugado y esfingolípidos que han mostrado un efecto protector contra cáncer de colon, próstata y mama.
Para explicar el posible origen de este beneficio, los expertos apuntan: "La evidencia científica ha demostrado que los radicales libres se encuentran involucrados en diferentes procesos bioquímicos que causan daño celular; los antioxidantes consumidos en la dieta modulan las acciones de los radicales libres y promueven los procesos de regeneración celular, y aunque la mayoría de los compuestos antioxidantes de la dieta provienen de alimentos de origen vegetal, la leche y los productos lácteos también contienen compuestos antioxidantes como la lactoferrina y péptidos antioxidantes derivados de las caseínas y las proteínas del lactosuero".