Las principales frases de la entrevista:
-El Papa de hoy día dice cosas que están muy bien, dice cosas que parecen mostrar una gran evolución política de la Iglesia. Ahora, no las hace.
-El Papa tiene un progresismo más de declamación que de acción
-Mauricio Macri está haciendo una política que es democrática, que es liberal, y que está trayendo clarísimamente beneficios a un país que estaba prácticamente contaminado por el populismo
-Yo estoy a favor de la despenalización del aborto. Yo creo que es la mujer la que debe tener el derecho de decidir si quiere tener hijos o no tenerlos. Yo creo en el aborto hasta los 3 meses de la gestación, después me parece que no.
-Ser liberal ayer y hoy es creer en la libertad, creer en la democracia, creer que la economía de mercado mientras más libre es más eficiente y trae más prosperidad.
-Ser liberal es no ser infalible, que puede errar y si puede errar es el adversario el que puede tener razón, y esa es la razón de ser de la tolerancia.
-El populismo en la Argentina había hecho verdaderos estragos. Entre otras cosas, destruyendo su imagen internacional.
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-Venezuela es una dictadura. Está en manos de una pandilla de gentes totalmente corrompidas. Lo único que funciona en Venezuela es el narcotráfico del que se benefician, digamos, sobre todo la cúpula de generales
La entrevista completa:
-¿Cómo decidió este trabajo que lo lleva a recurrir a las fuentes y los orígenes del liberalismo?
-Mire, se me ocurrió por primera vez después de leer un libro maravilloso que se llama To the Finland Station (Hacia la estación de Finlandia) de un crítico literario norteamericano, Edmund Wilson. Es un ensayo, no es una novela sino un ensayo delicioso sobre la idea socialista que comienza con el historiador francés (Jules) Michelet aprendiendo italiano para poder leer a Vico en su lengua y él dice que ese es realmente el origen del socialismo, que luego va a extenderse por el mundo – pero fundamentalmente por Europa – y termina el libro con la llegada del Lenin a la estación de Finlandia, San Petersburgo, para dirigir la revolución rusa. Yo recuerdo haber leído ese libro pensando "Hombre, qué bueno sería que existiera un libro que hiciera con el liberalismo lo que hizo este Wilson con el socialismo". Es decir, que mostrara toda su evolución, todas las aventuras que tenían que ver con el liberalismo, los cambios que había introducido en la sociedad democrática. Aunque el libro resultaba algo muy distinto, pero el origen realmente estuvo en la lectura de To The Finland Station.
-¿Qué es ser liberal hoy?
-¿Qué es ser liberal? Pues lo mismo que era a comienzos del siglo XIX o incluso del siglo XVIII. Era creer en la libertad, creer en la democracia, creer que la economía de mercado mientras más libre es más eficiente y trae más prosperidad. Era creer en el individuo, no en la colectividad sino en el individuo como el centro de la vida social. Era creer en la democracia y en la tolerancia partiendo de la convicción de que nadie tiene respuestas para todo. Que el liberalismo, desde luego, no es infalible, que puede errar y si puede errar es el adversario el que puede tener razón, y esa es la razón de ser de la tolerancia. El permitir que coexistan en la sociedad gentes que piensan distinto, que tienen costumbres distintas. Todo eso ha traído, digamos, las grandes reformas sociales, económicas, políticas, que nos han ido empujando en el camino de la civilización. Ahora, lo que hay que decir: el liberalismo ha sido tan terriblemente tergiversado, tan caricaturizado, se han dicho tantas mentiras sobre él que se ha creado una gran confusión en gente de muy buena fe que piensa, por ejemplo, que el liberalismo es una forma de conservadurismo, o que representa una forma, digamos, avanzada del conservadurismo. Cosas que son absolutamente inexactas.
-Se me adelanta la pregunta que iba a hacer, ¿Cuándo fue que el liberalismo fue encasillado con estos paradigmas? Del individualismo egoísta, de la absoluta ausencia de solidaridad, del dominio de los ricos sobre los pobres. ¿Cuándo fue ese click que lo encasilló allí?
-Mire, digamos que en sus principios el liberalismo es atacado fundamentalmente por la derecha. Hay que acordarse las encíclicas papales contra el liberalismo, la idea de que el liberalismo justificaba una especie de egoísmo en la vida. Justificaba, digamos, un apetito de riqueza que convertía a los seres humanos en enemigos entre sí. Todos esos son ataques de la derecha, fundamentalmente, cuando el liberalismo pide la separación de la Iglesia y el Estado. Entonces es la derecha la que ataca al liberalismo. Y luego es la izquierda, fundamentalmente, que ve en el liberalismo un enemigo declarado de todo aquel que propone el colectivismo, el estatismo, las economías intervenidas por el Estado, la desaparición de la propiedad privada, el liberalismo defiende la propiedad privada. Entonces, la izquierda se convierte, reemplazando a esa derecha -sobre todo religiosa – en el gran adversario. Es un adversario, que sobre todo, utiliza la caricaturización. Es decir, transforma al liberalismo, habla del neoliberalismo como el enemigo de toda generosidad, altruismo, idealismo, y lo peor es que es un tipo de propaganda que llega a echar raíces al extremo de que mucha gente de buena fe piensa que el liberalismo es eso.
-Tiene usted razón. Porque la Iglesia, que yo estoy pensando en encíclicas como Populorum Progressio, digo, Leon XIII, que se oponen férreamente. ¿Qué visión tiene hoy del papado de Francisco que es muy crítico con las visiones liberales?
-Pues mire, yo no soy creyente. Yo opino desde afuera ¿verdad? El Papa de hoy día dice cosas que están muy bien, dice cosas que parecen mostrar una gran evolución política de la Iglesia. Ahora, no las hace. Las dice pero no las hace. En realidad la Iglesia no ha cambiado nada desde que subió este Papa que dice cosas tan… progresistas, tan justas sobre la reforma de la Iglesia. Tal vez se deba a que las estructuras de la Iglesia son muy rígidas y que no es fácil cambiar de la noche a la mañana de política, o tal vez se trata de una estrategia del Papa, inteligente, para mejorar la imagen de la Iglesia Católica que se ha visto muy deteriorada, sobre todo desde las denuncias de pedofilia a los religiosos en los colegios. Yo no sé, pero digamos claramente no creo que la Iglesia haya cambiado. Lo que ha cambiado sí, en voz de la figura más importante de la Iglesia, es una retórica que tiene que ver mucho con cambios que la Iglesia todavía no hace.