Si bien no se percibe aún en la superficie, detrás de la tensión reinante entre el peronismo y la administración del presidente Javier Milei por el Decreto de Necesidad y Urgencia que rechazó el Senado, aparece una dura lucha de intereses por el futuro del negocio del fútbol. La mayoría de la dirigencia enrolada en Unión por la Patria se resiste a la ofensiva que impulsa el jefe de Estado y Mauricio Macri para reconfigurar el deporte más popular con la habilitación de las sociedades anónimas. Una movida que pone en riesgo la continuidad del status quo que lidera el Claudio “Chiqui” Tapia desde la Asociación del Futbol Argentino con el apoyo de gobernadores y legisladores del PJ.
“Para poder introducir un cambio profundo y que la Liga argentina se parezca más a las europeas, tienen que venir capitales árabes, pero hay una corporación que se opone férreamente a las privatizaciones y su fiel representante es el Chiqui Tapia”, comenta una fuente oficial respecto a la puja que ha comenzado en el universo de ese deporte. Fútbol y política es una de las sociedades más oscuras que se ha consolidado desde hace dos décadas a lo largo y al ancho del territorio nacional. No hay gobernador o intendente que no tenga intereses en un club de su área de influencia. Además, cada vez resulta más habitual el salto de directivos de esas instituciones a cargos públicos y viceversa. Los millones que se manejan en los pases de jugadores, los recursos que se reparten por la televisación de los partidos y el control de las barras bravas son los botines más preciados por los políticos.
Uno de los datos que pasó desapercibido en esta guerra silenciosa tiene que ver con los últimos movimientos del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. Mientras los diputados que le responden no dieron quórum el miércoles pasado en la frustrada sesión para tratar una nueva fórmula de movilidad jubilatoria, su esposa Claudia Abdala votó en contra del DNU al día siguiente en el Senado. El mandatario santiagueño le ofrece gobernabilidad a Milei, pero no quiere que la motosierra llegue a la AFA porque es uno de los principales aliados de Tapia. El polémico decreto incluye la habilitación de las SAD que tanto molesta al zar del fútbol y a su mano derecha y operador de Zamora: Pablo Toviggino.
Según fuentes futboleras, el tesorero de la entidad de la calle Viamonte es el principal operador político. Maneja la rosca con los equipos del ascenso y del interior, influye en los arbitrajes y además fue quien impulsó la campaña contra Milei antes del balotaje. Apostó fuerte por Sergio Massa, al igual que Tapia, y logró alinear a casi toda la dirigencia en contra de la apertura de la privatización con el slogan de “los clubes son de las socios”. En verdad la movida de la AFA apuntaba más contra Macri y su plan de reconfigurar la organización del fútbol. Es cierto que el libertario mira con simpatía esas ideas y es un fanático de la liga inglesa, donde todos los clubes están en manos de millonarios árabes. Pero el que tiene el “know how” es el líder del PRO en su condición de presidente de la Fundación FIFA y con estrechos lazos con el Emir de Qatar.
Eso explica las razones por las cuales Tapia y sus socios políticos apostaron muy fuerte por la reelección de Juan Román Riquelme en las elecciones de diciembre en Boca Juniors. Intentaron frenar un nuevo desembarco del ingeniero esta vez como vice; además el ídolo xeneize es un socio ideal por su antimacrismo y sus simpatías con UP. Muy cercano a Massa y con buena relación con el kirchnerismo, Riquelme es percibido por el tándem Tapia-Toviggino como un bastión contra las ambiciones privatistas del expresidente. Algunos hasta se ilusionan con la hipótesis de una candidatura nacional del presidente del club de La Rivera.
Los dueños de la AFA y sus aliados políticos aún no terminan de asimilar el contundente triunfo de Milei y han ingresado en un estado agudo de paranoia. Ven conspiraciones por todos lados y sienten que Macri les va a torcer el brazo con el apoyo de la Casa Rosada y la señal ESPN, propiedad del Grupo Disney. “Mauricio y sus amigos de la tele vienen por nosotros, tenemos que resistir defendiendo a los clubes como sociedades sin fines de lucro”, repite con preocupación un operador peronista del Gran Buenos Aires con intereses en un club del ascenso. Pronostican una ofensiva con el expresidente a la cabeza que no solo permita la llegada de las SAD con capitales árabes, sino además creen que Tapia tendría los días contados al frente de la AFA. Escenario que hoy resulta poco probable, salvo que el presidente decidiera intervenir la entidad.
“Es demasiado poder junto en la vereda de enfrente”, reflexiona un directivo de un club que milita con Tapia. Describen una alianza que incluye a Macri, Milei, Juan Cruz Ávila -gerente de ESPN-, Carlos Tevez y Sergio “Kun” Agüero. Estos dos últimos han desembarcado en Independiente, una de las instituciones que a su criterio podría ser privatizada. Hace pocas semanas el DT del equipo de Avellaneda salió con los botines de punta contra Toviggino en una conferencia de prensa junto al macrista Néstor Grindetti, quien junto a Cristian Ritondo manejan los destinos de esa institución.
Incluso, la diputada ritondista Florencia De Sensi, presentó un proyecto de ley para que “los clubes y asociaciones puedan cambiar su formato societario, promoviendo la inversión privada”. Independiente puede ser la prueba piloto. Otros sugieren a San Lorenzo, que está cerca de la quiebra luego del pésimo gobierno de Marcelo Tinelli y Matías Lammens. También comienza a cobrar relevancia Daniel Scioli como secretario de Deportes, quien más allá de sus desavenencias con Macri, actualmente aparece alineado con la idea de las SAD. Por eso no llamó la atención que desembarcara en la Subsecretaría de esa área el exintendente de La Plata, Julio Garro. Parece que el mundo del fútbol se reconfigura más rápido que el político.
Alberto “Beto” Valdez