La historia de los jóvenes que venden pañuelos en Mar del Plata para pagarse la carrera
10-11-2017 | Emprendedores
 Según relatan los jóvenes, no solo mejoraron las ventas sino que esto generó un diálogo con los conductores que bajaban la ventanilla para colaborar con su causa.

 Los caminos de Tomás Videla y Axel Coronel se cruzaron hace poco más de un año en un hostel de Mar del Plata. Ambos llegaron a la ciudad con un objetivo en mente: terminar una carrera universitaria. Aunque su ilusión era grande, la economía muchas veces hacía que ese sueño se hiciera cuesta arriba, por eso, decidieron salir a vender pañuelos para poder costearse sus estudios. “Sabemos que queremos estudiar y recibirnos, por eso llevamos al día la carrera. Pero muchas veces nos pasó que no nos alcanzaba para comer, así que no había excusa, algo teníamos que hacer”, comentaron los jóvenes en diálogo con La Capital.

Videla es oriundo de Santa Rosa, La Pampa, y estudia Arquitectura; mientras que Coronel visita de vez en cuando a su familia en San Miguel del Monte, Provincia de Buenos Aires, desde donde llegó para recibirse de psicólogo. Su propósito en común los unió y se convirtió en una amistad. “No nos vamos a rendir aunque la situación se ponga difícil”, afirmaron.
Después de observador a una persona vendiendo pañuelos en una esquina, Coronel regresó a la casa que alquila junto a Videla y le comentó la nueva estrategia que se le había ocurrido. Antes de lanzarse a la intersección de avenida Colón y San Juan, ambos realizaron un estudio de mercado para ver dónde se conseguían las cajas más económicas y así poder sacarle mayor rédito. Sin embargo, la estrategia que aumentó exponencialmente las ventas fue utilizar carteles en los que se identifican como estudiantes universitarios. Actualmente, asegura, ganan alrededor de $ 400 por día.


Según relatan los jóvenes, no solo mejoraron las ventas sino que esto generó un diálogo con los conductores que bajaban la ventanilla para colaborar con su causa. “Te preguntan en qué año estás, el profesor de una materia o hasta llegás a intercambiar alguna idea”, señalaron. La iniciativa comenzó hace casi dos meses y, aunque tratan de ir todos los días, expresan que “lo bueno es que este trabajo nos permite seguir al día con la carrera”.


Además de vender pañuelos, Videla recibe una media beca y apuntas gratis por parte de la Universidad Nacional y la Facultad; en tanto Coronel, el mayor de cuatro hermano, será el primer universitario en la familia. “Los dos pensamos parecido, hasta soñamos con proyectos a futuro cuando nos recibamos. Mientras tanto transitamos el día a día haciendo frente a lo que nos toca, pero seguros del camino que queremos transitar”, resumieron.