Sin tener ningún hotel en el país los argentinos son el 4 por ciento de los clientes de Iberostar. Para tener un parámetro: los brasileños son el 6 y los mexicanos el 5 por ciento, pero en Brasil tiene tres hoteles y en México, 10.

Fundada en Mallorca hace tres décadas por Miquel Fluxà Rosselló, Iberostar se maneja como una empresa familiar. De hecho, la actual CEO es su hija, Sabina Fluxà. En enero, en Madrid, la consejera delegada presentó la estrategia comercial y anunció un ambicioso plan de inversiones. Tras haber desembolsado 500 millones de euros en los últimos tres años para renovar y abrir nuevos hoteles, se comprometieron con otros 700 millones de euros de cara al próximo lustro. Será un promedio de siete aperturas por año.

Además de Europa, en América ya están en marcha los proyectos de Lima, Aruba, Santo Domingo, Baja California y Riviera Maya. Sabina Fluxà cuenta las posibilidades de expansión en la Argentina: “Esperamos tener presencia pronto. Dependerá de las oportunidades si lo hacemos mediante una adquisición o un nuevo hotel. La Argentina es uno de los mercados prioritarios”.

Sobre esto profundiza Luis Mota, director Financiero. Asegura que “buena parte” de los 700 millones que invertirán se destinarán a la expansión en América, aunque no especifica la cifra ya que prefiere reservar ciertos números. “Esto incluye proyectos en América del Sur. En Brasil estamos analizando oportunidades para expandirnos en San Pablo y Río de Janeiro. Y en la Argentina también, además de nuestro negocio de Almundo. Seguramente el modelo sería contratos de gestión o alquiler”, explica Mota. Si bien Iberostar nació con un gran vínculo con los hoteles playeros, comenzó a expandirse a los urbanos y ese sería el caso porteño: “Sería un hotel urbano clásico, aprovechando la impronta de Buenos Aires”.

El negocio del grupo en la Argentina es Almundo, de la que se convirtió en accionista mayoritario en 2015, al comprar el 75 por ciento del paquete –el restante 25 pertenece a Juan Pablo Lafosse, quien la fundó como Asatej. “Desde que la adquirimos se multiplicaron por cuatro los ingresos. El crecimiento es exponencial”, analiza Mota. Si bien Iberostar se enfoca en el segmento hotelero, destaca que conocen de esa línea: “Iberostar fue dueña de la mayor agencia de viajes de España. Tenemos el ADN”.

Pero, en los paquetes que arma Almundo, ¿se priorizan los hoteles de Iberostar o se ofrecen de la misma forma los de la competencia? Mota responde: “No vemos a Iberostar y Almundo como una integración vertical del negocio. Son apuestas separadas, aunque tratamos de explotar las sinergias cuando se puede. Estamos encantados de que Almundo venda Iberostar, pero también cualquier marca”.

La industria hotelera fue sacudida por competidores no tradicionales, como Airbnb. ¿De qué manera afecta esto a una cadena tradicional? Mota es tajante: “Estamos en el polo opuesto del modelo de negocios de Airbnb”. Explica que, en vez de reducir costos, quieren agregar valor al servicio: “Estamos incorporando procesos de valor para trasladar al huésped una propuesta distinta. Las mejores ubicaciones con los mejores profesionales. Y no tiene que ocuparse de nada”. Igualmente, deja entrever sus dudas: “Está por verse el marco regulatorio de esta actividad. Algunos más, otros menos, pero todos coinciden en que debe regularse”.