Como si viviera en otro planeta, hoy la AFIP intimó a las empresas que la entidad recaudatoria "supone" que pagaron menos IVA en el último semestre de 2018 a que "regularicen o rectifiquen" sus declaraciones juradas o serán intimidadas.
El país de los contrastes otra vez mostró una foto de la realidad. Se le dice "salir a cazar en el zoológico" a ese procedimiento fácil y espurio de la administración nacional de pedir más al que más trabaja, sin que éste pueda "defenderse". Pide al que paga, es fácil.
No puede reclamar que paguen más cuotas u honorarios "porque no le alcanza" para cerrar la caja o pagar empleados. Tampoco puede inventar un "impuesto" para "paliar la crisis". Tiene que remarla solo, sin llorar, como le gusta al Presidente.
Para el sector público es otro el cantar. Es una gran máquina expendedora de favores que no conoce de impuestos. No hay "tutía": no despide empleados, no presenta quiebras, no sufre la baja de stock. Cuando al Estado le hace falta plata aprieta al privado. Esa es la grieta que hunde a todos.
Los que trabajan generan progreso, el Estado genera poder. Y al calor del poder no lo quiere largar nadie. Bajo el paraguas (agujereado) de la "justicia social" multiplica organismos, entes, secretarías, direcciones, contratados, funcionarios, convenios y otros títulos vacíos para tareas vacías. Ninguno de ellos deja de cobrar.
Y la relación es de 8 a 20: ocho millones de pagadores seriales de impuestos sostienen a veinte recibidores seriales de ese dinero. ¿Cómo dan los números? ¿Quién puede no entender esta ecuación?
Subsisten 33 empresas públicas con su déficit de 90.000 millones de pesos, sus 100.000 empleados y su costo diario de un millón de pesos por año por empleado. En la casa del Poder Legislativo, se detectan 5000 personas en el Senado y 5600 en Diputados, incluyendo los 2400 de la inexpugnable imprenta y biblioteca del Congreso.
Desde los tres millones de jubilados sin aportes hasta el medio millón de empleados que trabajan en los municipios del país, pasando por pensiones graciables de y privilegio, de exención y universales, honoríficas, becados, cooperativas, no contributivas exprimen como una morsa al que todos los días abre una persiana y se pone a trabajar. Y que encima recibe una carta diciendole que "revise si pagó bien el IVA porque sino será inspeccionado".
La marcha de los que trabajan fue un intento de levantar la voz antes de que el barco se hunda. Trabajar para pagar impuestos no hace viable ningún negocio. Y sin negocio no hay trabajo.
Los que trabajan piden una tregua. Porque si hay que seguir remando, por lo menos que dejen los remos. Porque para que un barco llegue a buen puerto se necesita un capitán avezado pero también marineros que sepan remar. Polizones sobran.