Entre el 20 de marzo, cuando comenzó en Argentina la cuarentena por la pandemia de coronavirus, y el 30 de junio, los llamados al 144 (línea de asesoramiento y contención gratuita para mujeres víctima de violencia de género) aumentaron un 48% en relación al mismo período del año pasado.
El porcentaje fue presentado por el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la ciudad de Buenos Aires. Hubo, en promedio, 193 llamados por día: ocho por hora. El pico se registró en abril: 6.191 llamados, contra 4.065 en 2019. Estas cifras muestran los efectos de la otra pandemia: la violencia de género, y lo que implica para muchas mujeres convivir –en plena cuarentena- las 24 horas del día con su agresor.
“Venimos verificando con preocupación un aumento significativo en los llamados y en las consultas a la 144”, confirmó –según consignó Infobae- Felipe Miguel, Jefe de Gabinete porteño, en una conferencia de prensa compartida vía Zoom con María Migliore, ministra de Desarrollo Humano y Hábitat; y Agustina Ciarletta, Directora General de la Mujer.
La línea 144 trabaja con 35 operadoras especializadas, entre ellas psicólogas, abogadas y trabajadoras sociales, que garantizan atención de forma confidencial y remota, las 24 horas los 365 días del año. Ante una emergencia, el llamado es derivado automáticamente al 911. “Durante estos 100 días de aislamiento, entre 60 y 100 llamados tuvieron que ser derivados cada mes”, dijo Ciarletta.
Ante esta situación y por los reclamos de mayores recursos para enfrentar la otra pandemia, a través de un acuerdo con el Club Nueva Chicago habrá un nuevo espacio (donde antes funcionaba el gimnasio) para ampliar la capacidad de atención y cuidados durante la pandemia a víctimas de violencia de género de la Ciudad de Buenos Aires. Así, se sumarán 30 a las 154 plazas disponibles hasta ahora. Será en el barrio porteño de Mataderos, donde las mujeres podrán ir con sus hijos, de ser necesario.
Pese a los reclamos de más recursos y en pleno aumento de las denuncias durante la cuarentena, trabajadoras de la línea 144 tuvieron que realizar un paro para exigir derechos laborales básicos. Y en este contexto hubo denuncias de intentos de cierre en el hogar Eva Duarte, el único para madres adolescentes víctimas de violencia que depende de la Ciudad, así como de contagios y fallas de protocolo en el refugio Mariquita Sánchez para mujeres violentadas del GCBA.