1. Producción agrícola Considerado uno de los mayores graneros del mundo, Argentina cuenta con vastas extensiones de tierra donde se cultivan soja, maíz y trigo, principalmente, cuyo mayor destino es la exportación. Dos de cada tres dólares que ingresaron al país en 2022 fueron por exportaciones relacionadas con el sector agroalimentario. Como la venta de estos granos al extranjero está fuertemente gravada, la agricultura nutre de cuantiosas divisas a las arcas estatales cada año. Pero para la cosecha 2022-2023 (que va de mitad a mitad de cada año) Argentina registró una de las peores sequías de su historia, lo que redujo sustancialmente la producción y, como consecuencia, el ingreso de dinero a la economía sudamericana.
Los cultivos de soja se vieron severamente afectados en la última zafra de verano en Argentina. Esto comenzó a revertirse en el segundo semestre de 2023, cuando finalizó el fenómeno meteorológico de La Niña -que provocó la sequía- y dio paso a El Niño, un período en el que predominan las lluvias en esa zona del mundo. La Bolsa de Comercio de Rosario, ubicada en el interior argentino y especializada en productos agropecuarios, estima que en la zafra 2023-2024 se cosechen 136 millones de toneladas de granos en Argentina, mejorando en mucho los 80 millones de toneladas del año agrícola anterior. “Llevado a dólares nos da una estimación de que las exportaciones alcancen los US$34.300 millones”, le dijo a BBC Mundo Franco Ramseyer, analista de mercados de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Esa cifra agrega casi US$10.000 millones a las exportaciones de la campaña previa. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires tiene proyecciones similares y afirma que el sector reportará US$14.000 millones a las arcas del Estado, 50% más que un año antes. "Estamos frente a una cosecha razonable, que no va a ser la mejor porque tenemos todo un entorno macroeconómico y demás que ha hecho que muchos no desplieguen su potencial, pero no va a ser mala la cosecha", dijo el presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, José Martins, al presentar las proyecciones en septiembre. Trabajador rural en una cosecha de granos en Argentina.
La agricultura tiene un gran peso en las exportaciones de Argentina. Ramseyer señaló que, “de concretarse la mejora -porque todavía no se materializó- sería un aporte importante para recomponer las reservas internacionales”. El Banco Central cuenta con reservas de unos US$20.900 millones, US$24.000 millones menos que al cierre de 2022, de acuerdo a cifras oficiales, y el saldo neto al descontar sus pasivos (deudas) es negativo en US$10.600 millones, de acuerdo a estimaciones de la consultora Ecolatina.
2. Cambio en la ecuación de hidrocarburos Hasta el año pasado, Argentina era un importador neto de hidrocarburos -gas y petróleo- porque, más allá de que contaba con una buena cantidad de estos recursos naturales, no eran suficientes para abastecer la demanda interna. La finalización este año de obras en el yacimiento petrolífero de Vaca Muerta, en el oeste del país, permitió que el país aumentara la producción de gas y petróleo y que la ecuación pase a ser de equilibrio en 2023 y de superávit comercial energético en 2024, es decir, mayores exportaciones que importaciones de estos combustibles. Según la secretaria de Energía, Flavia Royón, en 2024 habrá un superávit de la balanza comercial energética de US$3.700 millones, mientras que en 2022 el saldo era negativo en US$4.400 millones.
La explotación del yacimiento Vaca Muerta, en el oeste argentino, le permite al país sudamericano ser autosuficiente en combustibles. El director de la consultora Economía y Energía, Nicolás Arceo, ¡le dijo a BBC Mundo que sus estimaciones son algo más conservadoras -espera que el superávit de la balanza comercial energética se ubique en US$2.500 millones el año próximo- pero coincide en señalar que la transformación del sector tendrá un impacto positivo en la necesidad de divisas del país. “Ya sean US$2.500 o US$3.700 millones, lo que marca es un cambio estructural en el sector, que fue crónicamente deficitario desde mediados de la primera década del siglo XXI y que se va a convertir en un sector superavitario en términos comerciales a lo largo de la próxima década”, explicó.
“Hay una larga discusión de si el problema de la economía argentina es fiscal o externo. Me inclino más por el externo y, en ese sentido, el aumento de las exportaciones del sector hidrocarburífero va a ser determinante para morigerar [reducir] la restricción externa a lo largo de la próxima década”, señaló. Arceo dijo que el impacto de la ampliación de la red de gasoductos en Argentina se verá “con toda su intensidad” en el invierno austral próximo y que eso no solo supondrá la sustitución de importaciones de gas natural licuado sino también una menor importación de combustibles líquidos, en particular de gasoil para el sistema de generación de electricidad.
3. Extracción de litio Argentina tiene una de las mayores reservas mundiales de litio, un mineral utilizado en la fabricación de baterías que ahora es altamente demandado por la industria de automóviles eléctricos, y es el cuarto productor mundial después de Australia, Chile y China. “La industria del litio en Argentina está atrayendo en este momento una inversión muy importante”, explicó Patricia Vásquez, investigadora del centro de estudios Wilson Center en Estados Unidos. Explotación de litio en la provincia de Jujuy, en el norte argentino.
El norte argentino tiene una de las mayores reservas mundiales de litio. Además de los dos proyectos de explotación que ya existían, a mediados de este año inició operaciones un tercero que prevé producir 40.000 toneladas en 2024, lo que representará exportaciones adicionales para el país por unos US$820 millones si su precio en el mercado internacional se mantiene.
En el centro del debate sobre los desafíos económicos persiste la discusión sobre dónde está realmente la clave para atajar la crisis: un mayor ingreso de divisas al país, como subraya Massa, o un profundo recorte del gasto fiscal, como remarca Milei. “La economía argentina es disfuncional y tiene muchos problemas, pero para mí el nudo central es que no tiene reservas, y por eso el mercado espera una devaluación y hay una inflación muy alta”, dijo Kiguel.
El economista prevé que el ingreso superior de divisas en 2024 será utilizado para pagar deudas de importaciones que tiene el país. El Banco Central de Argentina proyectó un superávit comercial de US$22.400 millones para 2024, cifra que se iría incrementando hasta casi US$42.000 millones en 2030. Si ese pronóstico se cumple, el mercado argentino tendrá más dólares y el país estará en una mejor posición para enfrentar sus desafíos económicos. Sin embargo, no todos creen que la clave está en un mayor flujo de divisas.