Axel Kicillof entregó anteayer el primer indicio de la respuesta que podría obtener la pregunta que se efectúa el entorno bonaerense de Ricardo Quintela. Hasta cuándo podría sostener su declarada prescindencia en la elección interna del Partido Justicialista (PJ). Kicillof compartió con Cristina este miércoles el homenaje organizado en La Plata por el gobierno bonaerense a las Abuelas de Plaza de Mayo en su 47° aniversario. La expresidente y Quintela se disputan la presidencia del PJ.
Kicillof había reivindicado el sábado su neutralidad en esa competencia con un comunicado que redactó él mismo. El lunes les anticipó a sus colaboradores de mayor confianza que tal vez revise esa posición en el corto plazo. Cristina trató con frialdad a Kicillof durante el acto en el Teatro Argentino de La Plata. En la reunión que encabezó en el SMATA la semana pasada, la expresidente les confió a intendentes y dirigentes sindicales su malestar con el gobernador.
Cristina está convencida de que Kicillof le mintió cuando le dijo que no respalda la candidatura de Quintela. Antes de conversar con el gobernador, supo que Quintela rechazaba formalizar una lista de unidad con ella por oposición de la provincia de Buenos Aires. La lista de Quintela duda que estén dadas las condiciones para realizar la elección que las máximas autoridades del PJ convocaron para el 17 de noviembre.
Desde la renuncia de Alberto Fernández, el PJ es conducido por Cristina Álvarez Rodríguez y Kicillof. Álvarez Rodríguez fue ministra de gobierno y en la actualidad es la jefa de asesores del gobierno bonaerense. La falta de fondos es uno de los argumentos esgrimidos por la lista “Federalismo” que lidera Quintela. Algunos bonaerenses comprometidos con ella les habrían expresado a funcionarios del gobierno nacional su solidaridad con la intención de no solventar ese gasto.
Wado De Pedro flanqueó a Cristina en el acto de La Plata. A Kicillof lo obsesionaría no repetir la trayectoria que recorrió la frustrada candidatura presidencial del senador nacional bonaerense. Lo habría expresado en la intimidad de una forma procaz: “No quiero que me lleven a patadas en el culo como a Wado.” Horas antes del acto, De Pedro se reunió con el embajador de los Estados Unidos, Marc Stanley.
En una entrevista realizada el domingo, Javier Milei, volvió a insinuar un acercamiento con China. Pero también su intención de defenestrar al kirchnerismo en las elecciones de 2025. Las de Estados Unidos serán el 5 de noviembre. El presidente argentino no oculta sus simpatías por Donald Trump que mantiene un escenario de paridad con Kamala Harris, la candidata demócrata, el partido que gobierna. Y al que representa Stanley en la Argentina.
Esa es la relevancia que comienza a cobrar la proyección hacia el PJ del conflicto entre Cristina y Kicillof por el peronismo bonaerense. Pero que también irradia sus efectos al resto del arco político. La satisfacción que expresó el gobernador por la asistencia de intendentes a la conmemoración del miércoles resultó inversamente proporcional a la acogida que recibió su comunicado del sábado en el chat que reúne a los 84 de Unión por la Patria.
Apenas 11 apelaron a los emojis para expresar su estado de ánimo con ese documento. Una confortable ambigüedad que habría desconcertado a Ricardo Móccero. El intendente de Coronel Suárez no halló eco cuando interrogó por la opinión sobre su contenido. La conversación permanece en silencio desde entonces. Ni siquiera Gabriel Katopodis pudo conmover esa inercia. Kicillof le encomendó a su ministro de Infraestructura la evaluación de daños. Resulta lógico.
Katopodis fue el encargado de garantizar la presencia de intendentes en el acto de Berisso por el 17 de octubre a cambio de la promesa de financiar obras. Gastón “El gatito” Granados fue uno de los atraídos por el encanto de esa seducción. Precisa terminar la pavimentación de la ruta provincial N°58. En su comunicado, Kicillof criticó los mecanismos de disciplinamiento a los disidentes.
Granados y su amigo e intendente de Pilar, Federico De Achával, habrían extremado su prudencia. Le habrían solicitado autorización a Cristina para asistir. Seguramente sea una charlatanería malintencionada para desmerecer su autonomía. Lo mismo que la urgencia expresada por ambos para salir del escenario antes que ese permiso venza y convertirse en cenicientas. Es decir: regresar al kirchnerismo en calabazas.
Katopodis fue el nexo con la lista “Federalismo” de Quintela para repasar las solidaridades que podría recoger Kicillof luego de dar a conocer su posición. El resultado de esa gestión habría persuadido al gobernador de un gesto de distensión casi imperceptible. Firmó cinco de las 140 designaciones pendientes en el Poder Judicial la mañana previa a encontrarse con Cristina.
Un trámite que tenía pendiente desde hacía 35 días, cuando la comisión de Acuerdos del Senado le había remitido ese número de pliegos luego del acuerdo alcanzado con la oposición en la comisión de Acuerdos Constitucionales del Senado. Pero con la intervención del ministro de Justicia, Martin Mena. De Pedro y Mena representan los intereses políticos de Cristina en la Justicia. Emanuel González Santalla preside la comisión de Acuerdos del Senado donde fueron tratados esos 140 pliegos.
González Santalla es el dirigente de La Cámpora que le disputaría el poder en Avellaneda a Jorge Ferraresi. El intendente vería defraudada su expectativa de organizar un 17 de octubre que fuerce la salida de La Cámpora del gabinete de Kicillof. Aliada a los intendentes del conurbano que controlan el PJ, esa organización prevé exactamente lo contrario. “Queremos cuidar al Gobierno” añadió con sorna uno de sus dirigentes más empinados.
Ferraresi, Andrés “el Cuervo” Larroque, están identificados con el sector de los aliados de Kicillof que le exigirían romper con Cristina. Los dos, sin embargo, abogaron este fin de semana por una lista de unidad en el PJ. El ministro de Desarrollo de Kicillof reunió avales para que Quintela pueda presentar la suya. Larroque quebró antes de ayer el mutismo de las últimas semanas. “El PJ es un instrumento que no define la conducción del peronismo”, le dijo al sitio Infocielo.
Junto a los intendentes de La Plata, Julio Alak, y Ensenada, Mario Secco, Larroque está sospechado de haber intervenido en la elección interna de la UCR bonaerense a favor de la lista “Futuro radical” encabezada por Pablo Domenechini y promovida por la corriente “Evolución” de Martín Lousteau y Emiliano Yacobiti. La Junta Electoral confirmó a Miguel Fernández de “Unidad radical” como el ganador de esa elección. Domenichini impugnó ese resultado.
La causa está a cargo de Alejo Ramos Padilla, titular del juzgado Federal N°1 de La Plata con competencia electoral. El magistrado se comunicó personalmente con Federico Carozzi, amenazado por barras del club Estudiantes de la Plata antes de que Fernández fuera confirmado como ganador. Carozzi preside la Junta Electoral de la UCR y tiene oficinas en su comité. Las de Ramos Padilla están exactamente enfrente.
En algunas versiones el juez observó desde su ventana el ingreso de los barras. ¿Fue casualidad o alguien le advirtió lo que estaba por suceder? Conjeturas apresuradas. Como el vínculo profundo que une a Ramos Padilla con el universo judicial que orbita alrededor de Cristina. Ivan Tobar lideró a los barras que amenazaron a Carozzi. Tobar es uno de los jefes de la barra de Estudiantes. Llegó allí luego de liderar la de Defensores de Cambaceres. Desde ese inicio cultivó su relación con Secco.
Alak habría aportado los taxis para trasladar afiliados a través del sindicato de peones de esa actividad que lidera Juan Carlos Berón. La cercanía Alak con Kicillof expresaría con demora su fastidio con la intervención que padeció de Lisandro Pellegrini mientras fue ministro de Justicia. El subsecretario de Política Criminal fue colaborador de Alejandra Gills Carbó en la Procuración General y es el virtual segundo de Mena. Antes lo fue de Alak.
Larroque mantiene una vieja disputa con Máximo y habría aportado bolsas de alimento. El contagio de esta agitación pondría en crisis la eventual alianza electoral de la Libertad Avanza y Pro. Karina Milei presionaría sobre la ciudad para tener el control en una eventual lista compartida en la provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo podría imponerse con Cristina de primera candidata a diputada nacional. Una victoria que le daría sentido al cántico de “Cristina presidente” en el Teatro Argentino que incomodó a Kicillof.
Es probable que Pro no se oponga a que la ley que restringirá la utilización de los DNU tenga media sanción. La CGT podría auxiliar al Gobierno con el paro del 30 que aplazaría esa agenda parlamentaria para el 7 de noviembre. La oposición tendría garantizados los votos en Diputados. En el Senado, el oficialismo dependería de la capacidad de maniobra de Victoria Villarruel.
Macri recibiría consejos para reactivar sus vínculos con la vicepresidente y colocarla al frente de la lista del Pro en la provincia de Buenos Aires. Otros le recomiendan mesura. Un atributo que no le reconocen a Villarruel. “No sería bueno repetir la experiencia de Patricia Bullrich” arriesgan algunos. Sobre todo si Macri no tiene otro remedio que competir con ella en el lugar del candidato a senador porteño, si es que los libertarios insisten con su desafío.
A pesar de esos antagonismos, un rumor insiste en el avance lento pero silencioso en el Congreso de un proyecto aprobado ayer en un plenario de las comisiones de Justicia, Legislación Penal y Hacienda en la Cámara de Diputados: la necesidad del voto por unanimidad para aplicar condenas por delitos federales en los juicios por jurados. Sin ese consenso, difícil de lograr, no podría juzgarse casos de corrupción.
El proyecto fue presentado por el Ministerio de Justicia que conduce Mariano Cúneo Libarona y fue votado favorablemente por Unión por la Patria. Si se aprobara en el recinto, el Gobierno le daría una inédita garantía de perdurabilidad a la casta que se propone combatir. Pero también favorece la probabilidad de que Cristina le dispute a Milei su lugar en el mundo.