Desde este miércoles Argentina ya está habilitada para exportar gas a Bolivia, y desde ese país, a Brasil. El gobierno boliviano firmó esta mañana los primeros contratos para habilitar el gas de Vaca Muerta hacia ese estado, y, luego enviar el combustible a Brasil.
El acuerdo fue cerrado y publicado por la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), la versión argentina de la francesa Total y el brasileño Grupo Matrix, quienes se convertirán en el primer grupo empresario en la operatoria. Se sumarán otros.
Y muchos más cuando el proyecto más importante cerrado entre Argentina y Brasil en los últimos años comience a funcionar: el nuevo (o nuevos) gasoductos que unirán el sistema argentino del gasoducto del norte con el país vecino; probablemente en una obra que conectará en Uruguayana.
Argentina y Brasil firmaron la semana pasada el acuerdo madre para todo este proyecto, por el cual se habilita la exportación de hasta 30 millones de metros cúbicos diarios de gas natural desde Vaca Muerta que se comenzarán a enviar a partir del gasoducto conectado con Bolivia.
Este Memorando de Entendimiento fue firmado por el ministro de Economía de Argentina, Luis Caputo, y el ministro de Minas y Energía de Brasil, Alexandre Silveira en el marco de la Cumbre del G-20 en Río de Janeiro, en medio de una guerra fría entre Javier Milei y Luiz Inácio Lula da Silva.
Sin embargo, el acuerdo podría generar en 2025 unos U$S 5.000 millones anuales en exportaciones a Brasil. Faltaba un último trámite, la habilitación boliviana, algo que ocurrió este miércoles a la mañana. No es un dato menor. Hasta el año pasado el mercado de gas brasileño estaba casi monopolizado por Bolivia. Sin embargo, algo ocurrió. Este país se está quedando sin combustible, y ya no puede contener la demanda de su vecino. Y no podrá en el futuro. Ahí entran Argentina y Vaca Muerta.
Hace diez años, en 2014, Bolivia exportaba 6.624 millones de dólares en metros cúbicos de gas natural, rompiendo un récord histórico y generando reservas para el Banco Central de Bolivia por un acumulado de US$ 15.200 millones. Un récord.
En 2023, las exportaciones de ese país llegaron a los 2.058 millones de dólares (69% menos que diez años antes), con reservas en el Banco Central de Bolivia en US$ 1.905 millones (87,5% por debajo de 2014). ¿Qué pasó en Bolivia? Simplemente, se acabó el gas. Simplemente, porque no hubo reinversión. Ni pública ni privada. Y muy cerca, hay una opción más atractiva: Vaca Muerta.
Argentina está frente a la oportunidad de convertirse en el principal polo exportador de gas a la región, desplazando a Bolivia y transformándose en el primordial proveedor del combustible al gigante económico de la comarca, Brasil. Solo habría que elegir la vía. A través de los mismos ductos ya instalados en Bolivia, a través de Paraguay gracias a inversiones privadas de ese país o desde territorio argentino a partir de un nuevo gasoducto que conecte ambos países a través de Uruguayana. O una combinación de los tres.
Es un proyecto que tendrá que definirse en los próximos años. Lo cierto es que Argentina ya dejó de importar gas de Bolivia y con esto se ahorrará desde 2025 entre US$4.000 y 5.000 millones anuales.
El cese de la importación marca el fin de relación comercial que se inició en la década de 1970 y se profundizó en los últimos 20 años. El 4 de noviembre se inauguró el proyecto de reversión del Gasoducto Norte, una obra financiada con una inversión total de aproximadamente 740 millones de dólares. De esa cifra, 540 millones provinieron de un crédito otorgado por el Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF).
Esta obra, que cambia el sentido del flujo del gas en el ducto que anteriormente importaba gas de Bolivia, permite que el gas producido en Vaca Muerta llegue a las provincias del norte argentino. Ya en noviembre los usuarios residenciales, las estaciones de servicio de GNC y las industrias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy pudieron abastecerse con gas de producción local. A medida que se expandan las redes de gasoductos, los volúmenes de suministro de gas local seguirán creciendo.
El precio promedio anual del gas producido en Argentina es de 3,5 dólares por millón de BTU (British Thermal Units, la unidad de medida del gas natural), llegando incluso a bajar a 2 dólares en los meses de verano. En contraste, la importación de gas desde Bolivia costaba alrededor de 11,8 dólares por millón de BTU, mientras que las compras de gas natural licuado (GNL) tenían un valor promedio de 11,1 dólares.
Este año, el precio promedio del gas en Argentina ha sido de 4,77 dólares, con el 90% de este abastecimiento proveniente de la producción local. Para el año 2025, se espera que la reducción de las importaciones, especialmente tras eliminar las compras a Bolivia y mantener el nivel actual de importación de GNL, reduzca el precio promedio del gas a 4,10 dólares por millón de BTU, una disminución del 14% respecto al costo actual.
La producción nacional de gas ha alcanzado cifras récord, con un pico de 153 millones de metros cúbicos diarios en agosto, el nivel más alto en los últimos 21 años. De este total, el 65% proviene de la producción no convencional de Vaca Muerta, gracias al avance de la tecnología de fractura hidráulica (fracking), que ha permitido la explotación de esta formación geológica.
Hace dos décadas, Vaca Muerta no era considerada una opción viable debido a la dureza de su roca, pero la evolución del fracking ha cambiado el panorama.
Por otro lado, mientras Vaca Muerta aumenta su producción, las reservas de gas de Bolivia, que abastecen también a Brasil, han experimentado un notable declive. Esto genera preocupación en el país vecino, donde la generación de energía depende en gran medida de sus centrales hidroeléctricas, las cuales están sujetas a la variabilidad climática.
Brasil ya vivió una crisis hídrica en la década de 1990, lo que motivó la construcción de un gasoducto desde Bolivia hasta ciudades como San Pablo y Porto Alegre. Sin embargo, hoy este ducto tiene una capacidad ociosa del 60%, lo que abre la posibilidad de que Argentina exporte su gas a Brasil en el futuro cercano.
Con esta expectativa, el Gobierno ha habilitado la libre competencia para la exportación de gas, un paso clave para ampliar los mercados a los que se podrá llegar con el gas de Vaca Muerta. Después de dos décadas de dependencia energética, Argentina está en camino de lograr un cambio significativo en su matriz energética.