Cuáles son las acciones que están más retrasadas.
03-11-2018 | Economia
  Muchas veces, tanto en las familias como en las empresas, cuando los problemas no se pueden resolver se terminan ocultando debajo de la alfombra. Con cierta resignación se esconden datos que molestan. Los responsables de administrar no se sienten capaces o con la fuerza necesaria como para enfrentar la dificultad y llega la clásica frase que siempre preludia a las tormentas: "lo resolveremos después".

Por supuesto, situaciones como esas ocurren en niveles gubernamentales, en municipios, provincias o en la Nación misma. En la emergencia, algunos responsables eligen no reconocer datos de la realidad, como pasó con los K, y otros eligen endeudarse hasta el infinito, pensando "somos lindos y prolijos y ya van a venir". como pasa con los M. El caso es que, con unos o con otros, quedó sin hacer lo que había que hacer.

Obviamente, tanto con los K como con los M los inversores reaccionan. Al principio el premio es tan grande que se quedan.. y se quedan... y se quedan... Pero en un momento determinado se convencen: "esto no lo van a pagar", y allí llega el gran problema porque se van en masa, destruyendo valor de la noche a la mañana, de manera despiadada.

Ya sucedió, está registrado, no hay cuento. Por ejemplo, tomando un indicador fácil de seguir, el índice del Mercado Abierto Electrónico (MAE) que promedia el valor de los bonos argentinos, con Cristina Kirchner llegó a vale 182 puntos en marzo de 2015 y después se derrumbó hasta 158, con una pérdida de algo más del 13%. Había llegado a 182 porque los inversores compraban con la expectativa de que los K se fueran, pero cayó de repente porque las encuestas le daban a Scioli una posibilidad de triunfo.

Y ahora, con Macri en la Presidencia, ese mismo indicador había llegado a 222 puntos en octubre del año pasado, y ahora vale 165, con un desplome de casi 26%. ¿Por qué ocurrió semejante derrumbe? Simple: el líder de Cambiemos, con cambia, no corta el gasto publico ni le baja los impuesto al sector privado para que sea más productivo y pueda competir. Al contrario, sigue recargando a los privados de exigencias: el jefe del PRO y sus dos inmediatos herederos Vidal y Larreta no tienen capacidad para ponerle un límite al gasto público y los inversores leen: "esto a la larga terminará en otro default".

En ese juego de fuerzas, el Presidente está convencido de que una vez que equilibremos las cuentas, y haya déficit cero después del dinero que se necesita para pagar los intereses de la deuda, y se despeje por completo la posibilidad de default, la entrada de capitales va a ser tan grande que en ese momento podrá bajar impuestos y ordenar la economía.

Y, si no hay sorpresas, algunos economistas reconocidos como Miguel Angel Broda, dicen que hay una posibilidad de salir. Otros en cambio advierten que con tasas de interés como las actuales (50 a 70% anual) hay una impresionante caída en el nivel de actividad y que, en consecuencia, la cadena de pagos de las empresas está rota: "hay destrucción de valor y no se llegará a buen puerto".

Por supuesto, como todos saben, situaciones como esta se vieron 100 veces en la Argentina desde 1930 hasta ahora. Aquella tremenda caída de Wall Street en octubre de 1929, hace 89 años, generó una gran depresión en EE.UU., un desplome en los precios mundiales de las materias primas y el final de ser ricos y fumar habanos para las pampas argentinas. Desde aquel momento estamos en un sube y baja interminable, sumergidos en una decadencia sin salida.

Obviamente, todo este movimiento acaba por destruir el valor de los activos argentinos. ¿Cuál fue la destrucción con Macri? En los últimos 12 meses los bonos cayeron 26% en dólares y la Bolsa, medida según el índice MerVal en dólares, se hundió 56% entre enero último y mediados de octubre, hace dos semanas. Pero atención: en los últimos 15 días, con el dólar estabilizado, tanto los bonos como las acciones repuntaron: los títulos públicos mejoraron 4% (el riesgo país bajó de 700 a 609 puntos) y las acciones recuperaron 14% en dólares, reflejando que el actual plan efectivamente puede tener una luz, y que podemos estar frente a una verdadera oportunidad de compra.

¿Por qué no es más consistente la recuperación? Simple: El dólar se quedó quieto, pero porque está anestesiado. El nivel de tasa de interés (49-57% en plazos fijos y 68% en Leliqs) no es compatible con una economía sustentable. Si el costo del dinero no baja pronto, todo el plan Sandleris habrá sido otro aleteo en medio de más tormentas.

¿Cuál es la posición de los inversores en este momento? Los ultra optimistas ya están entrando, se posicionan en los bonos con tasas de interés a vencimiento más altas o comienzan a comprar papeles privados que están virtualmente destruidos. En bonos hay papeles en dólares que prometen a vencimiento tasas de entre 10 y 13% anual en dólares, o entre 11 y 25% anual en euros o entre 64 y 74% anual en pesos.

Y en acciones hay para todos los gustos. Hay papeles con precios no tan desmechados pero otras acciones tienen valor ciertamente irrisorio. Para entender bien cuál es el destruido valor actual de los títulos argentinos hubo un análisis realizado por Bienvista que mide la valuación total de las empresas. O sea, analiza el precio según el valor de mercado, cuánto vale comprar toda una empresa. Y tomaron por ejemplo lo que está ocurriendo con YPF. Midieron su valor y se preguntaron qué otra empresa de EE.UU. vale lo mismo que YPF. Y encontraron una compañía que se llama The Toro Company que vale exactamente lo mismo que nuestra petrolera de bandera. ¿Qué es The Toro Company? Una empresa que vende cosechadoras de césped y repuestos y, claramente, no es una compañía comparable. Tiene ventas por 6 veces menos que YPF, gana un tercio y, sin embargo, valen lo mismo. Frente a eso surgen dos preguntas: por qué vale tanto The Toro Compañy y por qué vale tan poco YPF.

Sin dudas The Toro Company está en un valor récord colgada de la nube de Trump y Wall Street, que está a punto de pincharse. Mientras que YPF vale lo que vale porque los inversores tienen dos temores que la convierten en un agujero negro: por un lado, que vuelvan los K, y por el otro que Macri no pueda cumplir con la emisión cero, y que todo se dispare nuevamente.

O sea, claramente, como pasó muchas otras veces, hay papeles que están muy adelantados y papeles muy atrasados, que ponen al mercado a punto de caramelo para entrarle con la máxima de Nelson Rockefeller, que se hizo rico "comprando cuando todos vendían y vendiendo cuando todos compraban". Según esa sentencia, en este momento hay que vender papeles que están en la cumbre de Wall street y comprar papeles que están en el pozo argentino.

¿Cuál es el riesgo? Los que compran bonos tienen por delante rendimientos en dólares que no se encuentran en ninguna parte, y el gran problema es que haya un default con posterior refinanciación compulsiva de deudas. Por eso, este caso sólo se recomienda comprar papeles que estén amparados bajo ley de Nueva York, y comprar pensando que si todo sale mal una parte de la renta se irá en abogados.

Y en acciones el gran riesgo es que las empresas desaparezcan. Muchos inversores empapelaron habitaciones enteras con láminas de acciones que salieron de cotización. Pero las que queden en pie están con valor de ocasión y mas tarde o mas temprano van a valer dos o tres veces lo que valen hoy. ¿Qué trabajo hay que hacer? Como siempre, el primer paso es revisar balances, ver quienes están ganando y quiénes están en problemas. Y, una vez revisado eso, ver cuáles son las acciones que están más adelantadas y cuales son las que están más retrasadas.

¿Cuáles son los bonos con tasas a vencimiento más altas? ¿Cuáles son los papeles privados con cotizaciones más atrasadas? Veamos:

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