El plan de Vidal para convencer a la Rosada de desdoblar
17-12-2018 | Politica
 Aunque, como era de esperarse, la difusión de los índices que dan cuenta de un notorio aumento de la pobreza y de la persistencia de una inflación elevadísima, se transformaron en los ejes de su discurso público, en privado la dirigencia bonaerense aprovecho el fin del año político para sumergirse en un pasión bastante más prosaica: el diseño del dispositivo electoral.

 Aunque, como era de esperarse, la difusión de los índices que dan cuenta de un notorio aumento de la pobreza y de la persistencia de una inflación elevadísima, se transformaron en los ejes de su discurso público, en privado la dirigencia bonaerense aprovecho el fin del año político para sumergirse en un pasión bastante más prosaica: el diseño del dispositivo electoral. Y la novedad, en ese plano, es el esquema renovado que empujan desde el oficialismo provincial para salvar el desdoblamiento de las elecciones, un plan que la Casa Rosada ahora no quiere implementar.


El encuentro de cierre de año de PRO en Parque Norte oficializó, hace unos días, algo más que el ascenso de la estrella electoral de Patricia Bullrich en el oficialismo, que tiene abierta la pelea para intentar integrar la fórmula para la reelección de Mauricio Macri a partir de los buenos números que su figura recoge en el Conurbano, presumiblemente por efecto de la dureza de su enfoque sobre el combate a la inseguridad. También sirvió para deslizar una novedad interna: luego de aceptar evaluar la cuestión, Marcos Peña y Jaime Durán Barba volvieron a inclinarse por su posición inicial: no conviene desdoblar los comicios bonaerenses.

Aunque nadie se referirá en público a la cuestión, las dos personas a las que Macri más ha escuchado hasta ahora cuando tuvo que tomar decisiones políticas de fondo coinciden en un planteo, sencillo pero contundente: adelantar las elecciones en Provincia –o desdoblarlas respecto de las nacionales, como quiera plantearse- sería dar una muestra de debilidad contraproducente para los plantes de reelección del Presidente. Al entorno de la gobernadora el mensaje le quedó claro: “Si la decisión tuviese que oficializarse hoy, las elecciones son unificadas”, admiten allí.

Sin embargo, como hasta fines de febrero no habrá una definición irrevocable, el equipo político de Vidal puso en marcha un plan para tratar de salvar el esquema de adelantamiento, incluso con la certeza de que Horacio Rodríguez Larreta, el primer jefe político de la gobernadora, que mantiene sobre ella un ascendiente importante, ya no acompañe. Es una obviedad, pero vale remarcar que esta determinación demuestra hasta qué punto Vidal desconfía del optimismo que producen en la Casa Rosada encuestas como la de Synopsis de hace tres días, que insinúan un freno a la caída de los índices de popularidad presidenciales.

No es que la gobernadora descrea de los números de la encuestadora, que detectó que Felipe Solá y Juan Manuel Urtubey lograrían lo que CFK no podría conseguir en un balotage: ganarle a Macri. Lo que ocurre es que Vidal parece otorgarle más relevancia a la otra evidencia que surge de aquella investigación de opinión pública: la expresidenta, aunque perdería en segunda vuelta, sigue siendo la única opositora con potencial para ganar la general. Por eso, el análisis de moda en La Plata se centra en el diferencial de votos: cuanto más sea la “luz” que saque Vidal “sola” mejor, porque esos votos solo pueden ir después a Macri.

Sobre esa base, en Provincia dan pasos concretos. Vidal recibió un informe que precisa la arquitectura legal que sería necesaria para adelantar los comicios a la primera semana de junio, que es la fecha con la que especula. Contra lo que se decía, no basta solo con que emita un decreto, ya que de ese modo todo el esquema sería fácilmente desmontable en los tribunales, donde sería muy difícil que supere un planteo de inconstitucionalidad. Por eso, antes del decreto debe necesariamente modificar una ley y hacer aprobar otra. Y hasta tal vez deba otra lograr ratificación para una tercera, aunque esto último no es un requisito formal sino político.

En concreto, para que se vote en junio Vidal debería suspender la vigencia de la ley de Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), lo que solo puede hacerse a través otra ley, que debería aprobar la Legislatura. Eso, no solo porque ya no dan los plazos para hacer las Primarias si las generales a gobernador son en junio, sino porque uno artículo de las ley de PASO plantea la simultaneidad con la Nación. La otra ley que sí o sí debería reformarse es el Código Electoral, que establece que las elecciones para gobernador deben hacerse entre 30 y 90 días de la finalización del mandato vigente, en octubre.

Los operadores de Vidal ya abrieron conversaciones con Sergio Massa –que viene de asegurarse parte del financiamiento de la campaña a cambio de apoyar el Presupuesto- de cara a la eventualidad de que haya que tramitar esas normas. Y dicen que el líder del Frente Renovador ve con buenos ojos la idea, porque adelantar la elección a gobernador implica hacer lo propio con la de intendentes, lo que salvaría su intento de despegar los comicios locales respecto de los nacionales que de otro modo parece destinado a naufragar por inconstitucional, según le explicó Federico Salvai con argumentos del camarista electoral nacional Alberto Dalla Vía.

Pero acá se abre un nuevo escenario: el objetivo original de Massa, como él mismo acaba de admitir, es sustraer las boletas de sus alcaldes de la tracción de una lista encabezada por CFK. En especial en el caso de Tigre, si es que su esposa, Malena Galmarini, tiene que jugar una candidatura contra el intendente y aliado en vías de dejar de serlo Julio Zamora. Pero si el desdoblamiento es a nivel de postulantes a gobernador, podría tener el mismo inconveniente, aunque en este caso con la boleta que encabece Vidal. Por eso, habría hecho saber su exigencia para dar apoyo al plan: que se aplique la boleta única papel, bajo el modelo santafesino.

Como en ese esquema cada categoría tiene su propia papeleta, que lleva a los postulantes de todos los partidos entre los cuales los electores deben optar marcando con una cruz, por lo que no existen efectos de arrastre. Claro que eso obligaría al tercer cambio normativo mencionado más arriba: la segunda de las leyes que debería aprobar la Legislatura, en este caso directamente para cambiar el esquema electoral. El pacto que se le ofrece a Massa es que además sea él mismo el candidato a gobernador, con el argumento de que eso no necesariamente impediría que se postule después a la presidencia si así lo desea.

Massa no contestó aún sobre este último punto, el más delicado del plan. El objetivo es que la oferta opositora siga dividida, en este caso en una eventual pelea provincial. Es que uno de los efectos de adelantar podría ser el de acelerar una definición de candidaturas en el peronismo. Y eso podría significar, según el análisis que hacen en La Plata, una mayor dispersión pero, también, podría dar alicientes a la unificación entre K e intendentes “dialoguistas”, que podrían respaldar a un mismo candidato en PBA sin preocuparse de si hay o no unidad a nivel nacional, lo que se dirimiría en un segundo momento.

Como fuere, por ahora para el peronismo provincial la unificación luce como un desafío para el que no hay respuestas. Por eso, ni siguiera pudo realizarse el Congreso partidario que estaba previsto para formalizar el cambio de una presidencia partidaria que arranca sin chances de transformarse en un principio ordenador. Y por eso también se postergan lanzamientos como el de Verónica Magario, que espera señales prevenientes del único lugar del que pueden provenir para convencerla de que el momento de jugar sus chances llegó: el Instituto Patria.