Internet en la Argentina: ¿cómo es tu conexión?
31-12-2018 | Sociedad
 Aunque el promedio de conectividad de la Argentina es de los mejores en la región, cuando se mira en detalle la situación cambia. Razones de la desigualdad

 Jujuy es la provincia con peor nivel de penetración de banda ancha: apenas el dos de cada diez hogares cuentan con el servicio, contra un promedio de país que ronda el 60%.

Sin embargo, ese promedio no refleja con exactitud el paupérrimo nivel de conectividad de otros territorios del país, especialmente el de uno de los principales distritos electorales de la Argentina.

El pelotón de los rezagados que lidera Jujuy se conforma por Mendoza, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, San Juan, Catamarca, Salta, Misiones, Corrientes y Santa Cruz.

En todas ellas, el porcentaje de hogares con Internet de alta velocidad se ubica por debajo del 40% en los hogares, según datos del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) a septiembre de 2018.

En Mendoza, que pretende ser el Silicon Valley del oeste argentino, llega a casi el 38% de las viviendas, 37,99% para ser precisos. Según fuentes del sector, jamás podrá cumplir con su ambicioso objetivo si no se ejecutan inversiones urgentes en conectividad de fibra óptica.

Tucumán pudo despegarse por poco de ese grupo. A pesar de esta condición, el nivel de penetración de la banda ancha en el sexto distrito electoral es apenas superior al 41%.

 

Como muchas de las cosas que ocurren en el país, cuando se mira el mapa de la banda ancha de la Argentina se advierte que los mejores niveles de penetración del servicio se concentran en la Pampa Húmeda: la ciudad y la provincia de Buenos Aires, Córdoba, La Pampa y Santa Fe registran los mejores estándares, por encima de 6 de cada 10 hogares.

Pero el "campeón" nacional del acceso a la banda ancha es La Pampa, con un nivel de alcance de Internet de alta velocidad del 71,75%.


Si bien desde 2014 se advierte un fuerte crecimiento promedio de estas conexiones en el país (pasó de 50,5% en aquel año al 60,69% de la actualidad), la pregunta es ¿por qué es tan fuerte la diferencia de alcance entre algunas zonas y otras? La respuesta parece encerrar varias realidades.

Por un lado, la historia de las telecomunicaciones en la Argentina. Cuando se privatizó Entel, el país quedó dividido en dos: el norte para Telecom, el sur para Telefónica.

El primer grupo tenía la ventaja de quedarse con una gran parte de las provincias más "ricas" del país: Córdoba, Santa Fe, la mitad de la Capital Federal y la mitad de la provincia de la provincia de Buenos Aires.

El sur tenía lo suyo también: menos gente, pero con una actividad económica que aseguraba un alto nivel de ingresos con los hidrocarburos a la cabeza.

Sin embargo, Mendoza y Santa Cruz pertenecen a la zona de Telefónica y la mayoría de las provincias con bajo nivel de conectividad se concentra en el norte.

Una primera explicación es la inexistencia de competencia durante todos estos años en ambas regiones. En la tierra del vino, Telefónica no se topó con rivales de peso en cuanto a redes de Internet.

En consecuencia, mantuvo su red de cobre en explotación plena hasta poco antes de este año. El despliegue de infraestructura de fibra óptica y su comercialización son recientes, e impulsadas por el inicio de ofertas en combo, con la televisión y el streaming de video como nuevos servicios.

Supercanal, en tanto, se dedicó más al rentable negocio de la televisión paga y, si bien sumó conectividad cuando puso el timón en esa dirección, no se preocupó demasiado por modernizar redes y mejorar la calidad.

La escasa competencia parece explicar que la velocidad promedio de las conexiones de banda ancha en esa provincia se ubica en un promedio que no llega a los 6 mbps.


Y es lo que también es la razón de fondo de que, desde hace dos años, DirecTV continúe desplegando su propia red de fibra óptica en el departamento de Godoy Cruz, uno de los más densamente poblados del Gran Mendoza, tal como viene informando iProUP.

Una historia similar parece replicarse en Santa Cruz y en el resto de las provincias del norte, en las que la competencia no existe y Telecom también explotó hasta lo más que pudo sus redes de cobre (ADSL) para dar un servicio de Internet que hoy ya no puede ser considerado banda ancha.

Razones y expectativas
Parte de esta situación podría explicarse por el desinterés empresario en brindar una mejor conectividad en las zonas que ostentan niveles de poder adquisitivo menores a los de la Pampa Húmeda, por ejemplo.

Y también a que el Estado en todos estos años no ejerció ningún tipo de control ni aplicó exigencia alguna para mejorar este servicio que hoy resulta fundamental para el desarrollo de cualquier actividad.

En el caso de Jujuy, la provincia que posee el triste título de más pobre en términos de conectividad, los datos hablan por sí solos. Sobre algo más de 44.000 accesos de "banda ancha", más de 33.000 son de ADSL, es decir, el 75 por ciento.

"La baja adopción de la banda ancha en el Interior y la falta de desembolsos viene de larga data. Las inversiones requeridas son mayores por diversos aspectos, como la geografía, la demografía, y el costo de transporte de las telecomunicaciones para conectarse a los centros urbanos. Y las compañías hacen la ecuación entre lo que va a salir y lo que va a recuperar", explica Sonia Agnese, directora de Ovum para América latina.

La experta sostiene que las empresas tienen como política ofrecer la misma tarifa en todo el país. Ese valor surge de un promedio que aplica a todas las provincias porque, si se sacara el costo de manera diferenciada, en aquellas más alejadas, con menos densidad de población y más dificultades geográficas, el precio del abono sería mayor.

"Por eso, cuando se decide invertir se priorizan los lugares donde la recuperación es más rápida", amplía.


El punto es que si las inversiones sólo se concretaran en zonas densamente pobladas y de mayor poder adquisitivo, la inequidad en el acceso se profundizaría. Ante esta situación, Agnese señala que para salvar esas diferencias "se necesitan políticas públicas".

"Arsat se desarrolló con mucha inversión, pero tal vez no fue la mejor manera de encararla porque ya había fibra disponible", destaca la experta.

Tal vez esto explique por qué el Gobierno, a través de la representación del hoy vicejefe de Modernización Andrés Ibarra, haya visitado Jujuy en junio pasado y lanzado un plan rimbombante: brindar conectividad a casi 600.000 personas, contra los 720.000 habitantes totales del distrito.


El anuncio se produjo luego de haber iluminado la fibra de Arsat que llega hasta ese territorio y, se supone, habilitará a otros proveedores de Internet a llevar esta tecnología al hogar.

Más allá de Arsat, Agnese considera que, en el marco del desarrollo de políticas públicas, deberían diseñarse estrategias de participación pública privada (PPP) que alienten nuevas inversiones y tomar decisiones vinculadas con el aprovechamiento para telecomunicaciones del despliegue de otras obras de infraestructura.

En otras palabras, que cuando se abra una zanja para disponer de cañerías de agua, gas, electricidad, que también se destine espacio para la fibra óptica. Lo mismo que cuando se realizan tareas de mantenimiento que obligan a ejecutar diversas obras.

El Gobierno mantiene un compromiso para conectar a 1.700 localidades en 2019, entre las que se consideran justamente muchas de Jujuy, por ser las más postergadas, tal como se advierte en el mapa. Y también en todas aquellas zonas del país donde la conectividad es escasa, es mala o, directamente, no existe.

Desde la esfera oficial, hay cierta expectativa en que los operadores privados también encaren inversiones destinadas a incrementar la calidad de los accesos a Internet.

Pero también está claro que las empresas hacen sus cuentas y que sólo el Estado puede ser el garante de que la conectividad sea equitativa, sin importar si se vive en Formosa, en Chubut o en la ciudad de Buenos Aires.

Lógicamente, estas expectativas no se reducen a la banda ancha fija, sino también a lo que se avance en términos de conectividad móvil. Pero en tiempos en los que la conexión al hogar es la que impulsa las nuevas inversiones (por los cambios en los comportamientos de consumo culturales), basta mostrar la foto de la banda ancha para advertir la fuerte desigualdad existente en el territorio argentino. O más allá de la Pampa Húmeda.