Desilusión de algunos: hoy no se paga, pero no habrá default - Por Jorge Raventos
22-05-2020 | Economia
 El ministro Guzmán y los grupos de bonistas decidieron extender las negociaciones más allá de la fecha del vencimiento.

 Este 22 de mayo, el Gobierno debería afrontar el vencimiento de 500 millones de dólares y monedas con los bonistas extranjeros. Esa fecha ha llegado y el pescado todavía está sin vender. No habrá pago, pero el default que muchos critican y algunos desean abierta o discretamente no se perfeccionará jurídicamente. Los acreedores no accionarán. Están negociando finalmente.


Desde el viernes 15 de mayo, cuando el ministerio de Economía anunció que había recibido tres contrapropuestas de fondos de inversión que poseen la mayoría de los bonos de la deuda argentina bajo ley extranjera, hasta hoy la negociación entre el gobierno y los acreedores internacionales ha avanzado sustancialmente. El gobierno de Alberto Fernández ha venido negociando fuertemente con esos fondos y tanto el Presidente como el titular del Palacio de Hacienda han sido fuertemente cuestionados por los voceros de los acreedores y por analistas locales que comparten en mayor o menor medida los puntos de vista de aquellos.


El gobierno argentino había reclamado una contrapropuesta y había puesto como límite para esperarla el 8 de mayo. Los fondos recién rompieron su silencio y reticencia una semana atrás. Y lo hicieron de manera polifónica: incapaces aún de unificar una respuesta unificada, formularon tres contrapropuestas. El gobierno reiteró entonces que no desea incurrir en default y amplió el plazo de negociación, en principio hasta el 22 de mayo. El ministro Guzmán ya había asegurado que Argentina está dispuesta a seguir discutiendo cualquier modificación a su oferta, a condición de que se tome en cuenta el criterio de sustentabilidad que ha ubicado como objetivo innegociable. Tras la presentación de las tres contrapropuestas de los fondos el gobierno argentino y los acreedores de la República ahora están embarcados en un "diálogo constructivo en pos de alcanzar un acuerdo sostenible en el proceso de la reestructuración de la deuda".


Como se había informado en esta columna una semana atrás, el ministro de economía y los grupos de bonistas decidieron extender las negociaciones más allá de la fecha del vencimiento. En teleconferencia con la AmCham (Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina), Guzmán anticipó a principios de esta semana que había "una gran chance de que el deadline sea extendido. El 22 de mayo es una fecha anecdótica. Estamos en medio de una negociación". Desde Washington, el FMI dió su bendición a esas tratativas: el vocero oficial del Fondo, Gerry Rice, aseguró que la institución está "alentada por la voluntad de ambas partes de seguir intercambiando posiciones para llegar a un acuerdo".


El gobierno argentino anunciará públicamente y formalizará la extensión de las negociaciones y los acreedores no denunciarán el impago ante los tribunales de Nueva York.


Acreditada la buena fe, las tratativas proseguirán. El ministro de Economía espera que se cierre un acuerdo en junio, pero primero es preciso que los tres grupos de acreedores coincidan en una contraoferta única.


Aunque los bonistas no denuncien judicialmente al país, es probable que las calificadoras de riesgo bajen otro nivel la categoría crediticia de Argentina y señalen que ha incurrido en un "default restringido", suavizado por la continuidad del diálogo. En términos prácticos, esa calificación no tiene incidencia. La situación crediticia del país hace tiempo que está derrumbada y, en rigor, una nueva realidad emergerá de la resolución final de las negociaciones y de la política económica que se defina una vez cerrado ese capítulo y el de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.


MALAS NOTICIAS, BUEN SINTOMA


Hay signos elocuentes que venían indicando que las discusiones están encaminadas. La baja de la tasa de riesgo país y la mejora en la cotización de bonos y acciones de empresas argentinas indican que los mercados olfatean un final feliz.


Otro signo de que las cosas van mejor son ciertos comentarios y titulares de la prensa. El tema de la deuda había empezado dos semanas atrás a desplazar a la pandemia en las primeras planas: en ese momento se intuía, probablemente, que el gobierno chocaría con los grandes fondos y se le reclamaba que acordara a cualquier costo, sin excluir una capitulación ante los reclamos máximos de los bonistas. Ahora, cuando los acreedores se muestran dispuestos a bajar sus exigencias y negocian, el tema de la deuda cede el primer lugar a otros que buscan incomodar, debilitar o trabajar sobre flancos del oficialismo o el gobierno. Un ejemplo: el señalamiento de que los barrios de emergencia y los geriátricos porteños se han convertido en foco principal de la pandemia en la región metropolitana -un dato objetivo- es exhibido como un designio oficialista de atacar al distrito conducido por Horacio Rodríguez Larreta (un gobernante de indudable raigambre PRO que coordina sin problema alguno con los gobiernos de la Nación y de la provincia de Buenos Aires). Las miradas naturalmente diferentes de los actores de la heterogénea zona metropolitana son descriptas como ofensivas o contraofensivas bélicas. "Me tratan de hacer pelear con Horacio Rodríguez Larreta todos los días", apuntó Kicillof, develando la maniobra.


Otro caso: el señalamiento de las supuestas simpatías nazis de quien, además de ser ministro de Salud de los primeros gobiernos de Juan Perón, es considerado un prócer de la medicina y el sanitarismo argentino por los más amplios sectores de esa profesión. Que esa acusación adquiriera resonancia (y aquiescencia) en ciertos medios es más significativo cuando se advierte que reaccionaba frente a una versión desmentida: que el Banco Central lanzaría un billete de 5.000 pesos y que la imagen de Carrillo, junto a la de Cecilia Grierson, lo ilustraría. De las numerosas respuestas a la denuncia, vale subrayar la del historiador israelí Raanan Rein, vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, y miembro de la Academia Argentina de la Historia, una materia en la que es especialista.


"¿De dónde surgió esta acusación contra Carrillo como admirador del Führer? - se pregunta Rein- Ante todo, por la misma lógica que hace que si Perón estaba en Italia en tiempos de Mussolini, entonces necesariamente se convirtió en fascista. Entonces, si Carrillo visitó Alemania en los años treinta ¿no significaría necesariamente que se convirtió en nazi? La respuesta simple es no, tanto en lo que concierne a Perón como en lo referente a Carrillo. Por su brillante carrera académica, la UBA otorgó a Carrillo una beca de dos años para perfeccionar sus conocimientos en neurocirugía en Europa. Recorrió instituciones médicas en Amsterdam, París y Berlín. Es probable que en Alemania haya presenciado un mitin con Hitler, como cuenta en sus trabajos la historiadora Karina Ramacciotti. En 1933 Carrillo ya estaba de regreso en Buenos Aires. En su viaje, logró escuchar la oratoria de un dirigente alemán en sus inicios políticos. En aquel momento la mayoría de la gente no podía imaginar cómo iba a evolucionar la política del nacionalsocialismo a lo largo de los años 30, ni hablar de la Guerra Mundial, sus consecuencias catastróficas ni la hecatombe del pueblo judío. En 1935 Winston Churchill todavía pudo escribir: "Es en este misterio del futuro que la Historia declarará a Hitler como un monstruo o como un héroe". ¿Eso significaría que tenemos que considerarlo a Churchill como tolerante hacia Hitler y el nazismo?".


El texto de Rein alude a la matriz antiperonista del ataque contra Carrillo. El hecho de que Claudio Avruj, secretario de estado en el gobierno de Mauricio Macri, fuera uno de los primeros en endosar la acusación contra el gran sanitarista ayudó a interpretarla como un misil de ese origen, como parte de la pelea actual que sectores políticos y empresariales libran contra el gobierno.


En fin, otro de los asuntos que desplazó a la deuda de las prioridades de ciertos círculos de influencia es, en rigor, un clásico: ¡Cristina Kirchner! Se sabe que la figura de la expresidente remueve la opinión negativa de una considerable porción de la opinión pública: lo que ahora se agita es una sospechada "ofensiva judicial" dirigida a debilitar las acusaciones contra la actual vicepresidente.


El hecho que desencadenó estos titulares fue la decisión de la Oficina Anticorrupción de desistir de la querella en causas que involucran a la señora de Kirchner.


REGLAS DIFERENCIADAS


La hipótesis de esa sospechada ofensiva puede ser plausible, pero no parece un tema que merezca mayor atención que el incremento de casos de coronavirus en la región metropolitana o el paso negociador decidido por los acreedores.


De hecho, los mismos círculos que discurren sobre esta decisión de la Oficina Anticorrupción no prestaron similar atención a resoluciones análogas adoptadas en el período anterior por la entonces titular del organismo. Laura Alonso resolvió en abril de 2019 que esa oficina no sería querellante en ninguna causa que involucrara a integrantes de su gobierno. La misma funcionaria dictaminó bajo su responsabilidad que ni Mauricio Macri ni el entonces ministro de Defensa, Oscar Aguad, habían violado la ley de ética pública en las negociaciones con la empresa Correo Argentino, controlada por la familia Macri. Esas decisiones fueron criticadas, por cierto, y dieron lugar a causas judiciales. Lo mismo seguramente ocurrirá, si lo amerita, con la que ahora se cuestiona. Pero lo que es cierto es que en aquel caso no provocaron títulos de portada, ni nadie consideró que se atacara a la prensa cuando la señora Alonso describió a los periodistas que discutían sus arbitrajes (ella dijo "operadores mediáticos") como "la gata Flora; siempre cuestionan, siempre se quejan".


La tentativa de erosionar los vínculos entre el gobierno y líderes opositores cooperativos como Rodríguez Larreta, la reaparición de los gastados clichés del antiperonismo cerril, la magnificación caprichosa y conjetural de Cristina Kirchner en ciertos comentarios operan objetivamente como un bombardeo no tan sutil al paulatino movimiento hacia el centro que se observa en las dos coaliciones; y, de paso, revelan la intención de opacar los logros que, paso a paso, alcanzan los actores de esa convergencia.


Jorge Raventos