Como es una operaciĆ³n de la Armada para combatir la pesca ilegal
30-01-2021 | Sociedad
 Junto a la dotación de un Beechcraft B-200 M Super King Air, Infobae pudo constatar la situación imperante en el borde exterior de la Zona Económica Exclusiva Argentina y cómo la labor aérea y naval de la Armada y la Prefectura intenta poner límites a la depredación ilegal de los recursos pesqueros nacionales

Base Aeronaval Almirante Zar (Trelew, provincia de Chubut), 26 de enero 2021, hora 0250 (forma militar para referirse a las 02:50 de la madrugada). El silencio dentro y fuera de la base naval es literalmente absoluto. La ciudad duerme, la base también. Excepto cinco hombres y una mujer pertenecientes a la Escuadrilla de Vigilancia Marítima con la que cuenta el Comando de Aviación Naval de la Armada Argentina y el equipo de Infobae.

Los efectivos al mando del Capitán de Corbeta Ricardo Schroeder -comandante de la aeronave matrícula 1P44- y el equipo de Infobae se encaminan hacia uno de los hangares de la base aeronaval para dar inicio a una rutina meticulosamente programada que preludia cada uno de los múltiples vuelos que la institución naval realiza regularmente en el límite de la ZEEA (Zona Económica Exclusiva Argentina) en resguardo de los intereses argentinos en el mar.

Adentrarse en el mar hasta llegar casi a 400 kilómetros de la costa implica contar no sólo con una capacitación y un entrenamiento especiales, sino además disponer de una serie de preparativos que empiezan con la colocación de una vestimenta especial, un traje que retarda la acción del fuego en el cuerpo (ante un eventual incendio) y a la vez resguarda a los tripulantes de la aeronave de la hipotermia en caso de amerizaje. El equipo se completa con chaleco salvavidas, radiobaliza para facilitar la ubicación de un náufrago, botellón de oxígeno para garantizar la respiración ante una eventual inmersión y un set de variados elementos de supervivencia.

Equipados y listos para volar, el paso por el aula de “pre vuelo” es obligatorio. Más allá de la jerarquía y la experiencia, todos los tripulantes prestarán atención a la narración de la operación a llevar adelante en las siguientes 4 horas. El “OCO” ( Oficial Comandante de Operaciones) explica que la orden de operaciones dispuesta del día, que lleva el nombre clave de “Trancanil”, tiene por objeto el relevamiento del límite exterior de la ZEEA dado que, entre diciembre y abril, se produce en proximidades el pico de presencia de buques pesqueros extranjeros en busca del preciado calamar Illyex y también de la merluza Hubbsi.


Con el objetivo de evitar que naves no autorizadas “perforen” la línea que separa al mar libre de la zona de explotación exclusiva internacionalmente reconocida como argentina, se dispuso la presencia permanente de buques y aeronaves del Estado Nacional (Armada y Prefectura Naval) en las áreas que la nomenclatura naval llama “Verde-Negro-Amarillo-Gris y Violeta”, delimitadas por coordenadas de latitud y longitud establecidas de antemano.

Una vez en la zona, Schroeder y su tripulación darán inicio a su misión específica: explorar, localizar e identificar contactos de superficie en la zona “ALBO” y además efectuar un relevamiento de información sobre actividad pesquera en la ZEEA y adyacencias. El objetivo material en el que se concentrarán serán los buques pesqueros, mercantes y petroleros extranjeros ubicados en la zona de interés.


El teniente de corbeta Ignacio Núñez Cueli (OCO) explica que no estarán solos en la tarea. Las unidades navales de superficie ARA Grandville y Spiro se encuentran desplegadas en la zona realizando el patrullado en superficie a efectos de evitar que las “hambrientas” naves extranjeras intenten apropiarse del recurso ictícola argentino ingresando en la ZEEA. En algunas horas, la corbeta Spiro finalizará su misión no sin que antes su Comandante pase la posta al Guardacostas de la Prefectura Naval Argentina “Prefecto Derbes” que continuará trabajando en coordinación con las unidades de la Armada.


Planteados los objetivos tácticos de la misión y evacuadas las dudas, se repasa la asignación de roles a bordo. El Teniente de Corbeta Loch será el copiloto, Cueli será además de OCO el oficial de comunicaciones, el suboficial primero Suárez fungirá como mecánico de vuelo y la cabo principal Claudia Ramírez clavará su mirada en el radar de la aeronave, donde se reflejan los ecos de las naves propias y extrañas que se encuentran en la zona de operaciones.


La hora “H”

La hora de salida debe ser cumplida a rajatabla para que el Beeachcraft llegue a la zona de interés en pleno crepúsculo matutino. “El sol no nos esperará, con o sin nosotros, aparecerá en el horizonte a la hora en que lo tiene previsto”, bromea un tripulante. Por ello la hora H se fija para las 0415, el ingreso al área de operaciones para H + 54 ( es decir 54 minutos después de la partida), fin de trabajo en zona H + 1h 54 y el regreso a la base a la hora H + 3h 14 de la partida. Tiempo que se determina considerando que el viaje de regreso tendrá viento en contra, lo que implica menor velocidad y mayor consumo de combustible. La misión en definitiva cubrirá un área efectiva de trabajo de 944.83 millas náuticas cuadradas.

El vuelo

Abandonar el aula para dirigirse finalmente a la aeronave implica descubrir que eran más que los seis insomnes tripulantes aeronavales los militares que deambulan por la base naval desde mucho antes que cante el gallo. Todo un elenco de colaboradores y asistentes de vuelo merodea alrededor del avión. Ubicados en sus sitios, Comandante y Copiloto se aprestan a la ceremonia de “iniciación”. Planilla de chequeo en mano, el teniente Loch comienza el ritual. “Avionics off, Cowl Flaps Open, Battery Switch on, Avionics Switch on...”: la lista es interminable y obedece a distintas instancias previas al despegue, que van desde el antes del encendido de motores pasando por la previa al carreteo hasta el despegue propiamente dicho. Perillas que giran, llaves que suben, y el “1P44″ resulta ser el último en despertar. Un tímido ronroneo procedente de sus generadores precede al rugido de sus dos potentes motores turbo hélice, acelerados y desacelerados alternativamente por el capitán Schroeder. Finalmente, segundos antes de la hora H, el veterano pero puntillosamente mantenido bimotor elevó su nariz hacia el firmamento.


OCO de PIL, OCO de PIL... la conjunción de vocablos se repite una y otra vez por el sistema de comunicaciones de la aeronave. Es la forma en la que el comandante (piloto, PIL ) requiere la atención de su comandante de operaciones (OCO). Una y otra vez repasan los detalles de la misión. La noche es cerrada pero el rumbo este que lleva el avión nos enfrentará con el sol mucho antes de que éste pueda ser divisado desde tierra firme. Mientras que la cabo principal Ramírez verifica por enésima vez el funcionamiento del radar, el suboficial primero Suárez, cumpliendo su rol de mecánico de vuelo, vigila el instrumental. Transcurren casi 50 minutos de vuelo y de pronto... ¡allí están!


El Avistaje

Despunta la aurora, una tenue luz sonrosada hubiera puesto fin a la más negra y profunda de las oscuridades marinas de no haber sido por la presencia de un conglomerado lumínico de difícil comparación con alguna otra cosa generada por la mano del hombre. La nariz del avión se proyecta hacia una muralla blanca incandescente de 15 millas náuticas de largo por 5 de profundidad, algo así como 243 kilómetros cuadrados de hierro oxidado, luces fulgurantes y voraces poteras que suben y bajan sin cesar acarreando en cada ciclo centenares de peces a escasos metros de la frontera económica de la patria.


Como si una barrera invisible contuviera a semejante flota depredadora fuera de las aguas económicamente soberanas, los pesqueros mas “osados” se mantienen al acecho a metros del límite que los colocaría en infracción. Los cardúmenes del preciado calamar Illex argentino ingresan y egresan de la ZZEA siguiendo la corriente y, de no ser por la presencia de las corbetas Granville (P-33) y Spiro (P 43) o de los guardacostas Prefecto Derbes o Fique que patrullan alternativamente la línea de las 200 millas soberanas, no vacilarían en adentrarse en la jurisdicción nacional.

Cobra importancia ahora la tarea de la cabo principal Ramírez. El radar no miente: cada eco en la pantalla certifica la presencia de cada uno de los 322 buques pesqueros o de apoyo presentes en la zona y que la Central de Operaciones de la Armada tiene identificados. La radarista explica que parte de la operación consiste en contrastar la cantidad de ecos radar con la cantidad de buques que tienen encendido su sistema de identificación remota (AIS).


La ecuación es simple: si el radar indica que hay 300 buques en su radio de barrido y esta cantidad resulta ser superior a la de los buques que “blanquean” su presencia mediante la emisión de la señal que los identifique con nombre, bandera y posición exacta, significa que algunas naves han apagado su equipo identificador para evitar ser detectadas por alguna razón, a partir de lo cual son considerados buques no colaborativos y por ende sujetos a un monitoreo especial.


No sólo pesqueros

La “piratería” pesquera en la ZEEA ha ido mutando según explican autoridades del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada. “Hasta hace algunos años los pescadores ilegales llenaban sus bodegas hasta colmar la capacidad y volvían a sus puertos de origen. Ahora detectamos la presencia de grandes buques cargueros con capacidad frigorífica que reciben la carga de los pesqueros y regresan a puerto con el botín. Asimismo, buques tanque proveen de combustible a los pesqueros prolongando su autonomía de modo casi indefinido. Estas operaciones son llevadas a cabo fuera de las 200 millas por lo cual ni la Armada ni la Prefectura Naval pueden impedirlo. Hasta que la comunidad internacional no adopte un temperamento distinto para abordar la problemática de la milla 201 y fije nuevos derechos y obligaciones para las partes, lo único que podemos hacer es extremar las medidas para evitar la pesca ilegal dentro de nuestra zona exclusiva”.


Precisamente, estando el Beechcraft en plena tarea de control, desde la corbeta Spiro se reclama su atención. El buque ha detectado a una nave mercante que probablemente se encuentre sirviendo de apoyo a la flota mayoritariamente oriental y ordena al capitán Schroeder hacer contacto visual y procurar los datos “filiatorios” del navío (matrícula, nombre y puerto de registro). En cumplimento de la orden, el hábil piloto anuncia a la tripulación: “Vamos a descender”. “¿Cuánto?”, pregunta Infobae. “Lo necesario”, responde lacónico. Un par de pasadas sobre el navío confirman que se trata del carguero frigorífico panameño Frio Olympic, número de registro IMO 8801802, que presumiblemente espera carga de alguno de los cientos de buques presentes en el lugar.

Luego de una considerable cantidad de “piernas” (cambios de rumbo de la aeronave) y habiendo barrido la totalidad del área asignada, el copiloto teniente Loch alerta que están llegando a “Bingo” . No alude al juego sino a que el combustible remanente es el necesario para regresar con seguridad a tierra firme. El sol francamente ha ganado el cielo. La flota pesquera ha apagado sus luces. La fauna ictícola no será perturbada hasta la noche siguiente. La misión de reconocimiento ha concluido; pero la tarea de la Central de Operaciones de la Armada Argentina recién comienza.

El B200 listo para una nueva misión de control del mar en el borde de las 200 millas marinas
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La recopilación de datos

De regreso en tierra firme y ya libre de la tensión del vuelo, el Capitán de Corbeta Ricardo Schroeder dialoga con Infobae. “Como han podido ver, el objetivo táctico tanto del componente aéreo como de las unidades de superficie que la Armada despliega en la ZEEA es la localización, identificación y registro fílmico y fotográfico de las naves que resultan ser objeto de interés. Toda esa información recopilada es luego enviada por mensaje naval a la autoridad operativa que puede ser el Comandante del Área Naval Atlántica o el Área Naval Austral dependientes del Comando y a la Central de Operaciones del Comando de Adiestramiento y Alistamiento quienes son los encargados de procesar la misma y reportarla a las autoridades pertinentes que la requieran”.

Capitán Schroeder. "La misión que más me marcó fue la búsqueda de mis 44 camaradas del ARA San Juan"
Capitán Schroeder. "La misión que más me marcó fue la búsqueda de mis 44 camaradas del ARA San Juan"
El jefe naval asimismo detalló que “la labor táctica entre buques y aeronaves es coordinada y complementaria ya que así como la autonomía de un buque permite que haga presencia en la zona durante muchos días, la velocidad y altura a la que opera una aeronave permiten un mayor rendimiento de los instrumentos de detección y una apreciación global de la evolución de las unidades pesqueras”. “Al mismo tiempo, la identificación visual de buques es óptima desde el aire”, agrega.

Sin eludir el dato de la antigüedad de la unidad que comanda, el piloto da cuenta de todas las mejoras y modernizaciones a las que este tipo de aeronaves han sido sometidas en los propios talleres de la Armada y que abarcan casi todos los sistemas de navegación y tácticos del aparato.

El amanecer no logra ocultar el fulgurante resplandor de las luces que encienden los pesqueros extranjeros
El amanecer no logra ocultar el fulgurante resplandor de las luces que encienden los pesqueros extranjeros
Ante la pregunta de cuál fue la misión que más lo marcó en sus 20 años de carrera naval, se le borró la sonrisa. Schroeder fue uno de los primeros en despegar en busca de sus camaradas del ARA San Juan. En la foto que acompaña esta nota, su imagen en primer plano no impide ver que por detrás asoma un número que exime de mayores comentarios: 44.

La tripulación del B 200 y los enviados especiales de Infobae
La tripulación del B 200 y los enviados especiales de Infobae
La central de operaciones

Todo el esfuerzo, profesionalismo y pasión con la que marinos y pilotos realizan su labor carecería de sentido si en tierra firme y en el corazón mismo de la Base Naval Puerto Belgrano no se contara con la Central de Operaciones del Comando de Adiestramiento y Alistamiento de la Armada. Una dependencia naval que funciona sin pausa; allí se procesa cada dato recibido lo que permite determinar con precisión la cantidad de buques extranjeros presentes en la zona adyacente a la ZEEA, su nacionalidad, su desplazamiento a través del Mar Argentino, el tipo de actividad que realizan y cualquier otro dato que sea objeto de interés. Asimismo se mantiene actualizada la evolución anual de la cantidad de naves, su procedencia y cualquier otra circunstancia que el poder político necesite para la toma de decisiones o que la Prefectura Naval Argentina pueda requerir para el ejercicio de su rol de Autoridad Marítima Nacional.