Con el auge de las criptomonedas, en los últimos años, muchos inversores han comenzado a abandonar la idea de invertir en acciones para optar por las monedas digitales, ya que se cree que son el futuro y retornarán un mayor rendimiento. Sin embargo, todavía sigue existiendo una duda que atenta contra las finanzas personales: ¿acciones o criptomonedas?

La confianza de las acciones

Históricamente, las acciones han sido los activos de renta variable más escogidos por los inversores, no solo por sus retornos altamente positivos, sino también por la confianza que ofrecen.

Al tratarse de “porciones” de capital de una empresa, quienes invierten en estos activos financieros saben que existe un equipo directivo detrás que hará todo lo posible por obtener buenos resultados económicos. De esta forma, es posible proyectar cómo evolucionará la compañía en base a sus resultados financieros, su gestión y la situación económica que la rodea.

A su vez, al tratarse de un mercado regulado, el inversor estará protegido de un eventual quiebre del intermediario o de las posibles infracciones que pueda llegar a cometer el mismo.

La disrupción de las criptomonedas

Por otro lado, las divisas digitales que ganan popularidad con el paso del tiempo brindan un sistema innovador nunca antes visto. Con la idea de que llegaron para cambiar el ecosistema financiero global, las criptomonedas captan la atención de millones de inversores, en especial de los más jóvenes que están constantemente vinculados a la tecnología.

Sin embargo, al tratarse de productos nuevos y en plena etapa de crecimiento, su futuro es extremadamente incierto, no solo hablando de su precio, sino también de su verdadero uso.

Acciones vs. criptodivisas

Llegando a mitad de 2021, los inversores continúan preguntándose si conviene invertir en acciones o comprar criptomonedas. La decisión estará según las características de cada activo que más se acople al perfil de inversor.

En primer lugar, las acciones tienen una histórica trayectoria que permite conocer cómo evolucionarán en el futuro. A su vez, al tratarse de empresas, dependen de la economía real y su situación. Por otro lado, la mayoría reparte dividendos de manera frecuente y todas están reguladas por una entidad estatal que protege al inversor.

Asimismo, las criptomonedas tienen un potencial futuro por delante debido a su innovador funcionamiento y, al encontrarse en una etapa joven de crecimiento, la posible ganancia es mayor, a cambio de una volatilidad superior.

Sin embargo, lo ideal es tener una cartera de inversión diversificada, compuesta por varios activos, no solo acciones y criptomonedas, sino también bonos, fondos comunes de inversión, materias primas y demás. La cantidad de cada uno dependerá, nuevamente, del perfil de inversor personal.