Negociaciones con el FMI: Trascienden exigencias muy duras del FMI
18-01-2022 | Economia
El organismo habría endurecido sus exigencias de ajuste fiscal y la negociación entró en zona de riesgo.

Mientras Santiago Cafiero comienza en Washington su gira para conseguir el apoyo de Estados Unidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional, se filtró un dato que hasta el momento era un rumor: el FMI exige que el año próximo el déficit fiscal primario se reduzca al 1% del PBI y en 2024 se llegue al equilibrio fiscal.

En otras palabras, el Fondo Monetario le da dos años al Gobierno para ordenar las cuentas y tendrá que transitar un 2023 electoral en modo ajuste. Guzmán, en cambio, afirmó a los gobernadores que él propone llegar recién al equilibrio fiscal en 2027 y por cuatro años más gastar más de lo que se recauda. En su opinión, la postura de un ajuste más veloz del FMI "con alta probabilidad" va a desembocar en una nueva recesión, que vuelva aún más complicado equilibrar las cuentas.

En el Gobierno consideran que provocar una recesión que haga perder empleos equivale directamente a una exigencia de perder las elecciones por un lado y, por el otro, dan por hecho que la consolidación fiscal se verá frustrada porque la caída de la actividad hará caer la recaudación de modo que se gastará menos, se frenará la economía, se recaudará menos y el déficit se profundizará en lugar de achicarse. En cambio, si se posterga el ajuste y se deja crecer a la economía, la convergencia al equilibrio será virtuosa. Por eso, evalúan romper la confidencialidad pactada para las negociaciones y poner sobre la mesa el ajuste que pide el Fondo.

El clima es de tal tensión que Guzmán suspendió en los hechos la reunión con los gobernadores opositores, apurando una visita a San Juan. Un reflejo de la confusión reinante es que en la primera línea de la política conviven las dos convicciones: Que el acuerdo está caído como que ya se cerró. Para el jujeño Gerardo Morales el ministro no quiere poner los números sobre la mesa y por eso postergó el encuentro con los líderes opositores: "Guzmán no quiere dar cuenta del ajuste que pactó con el Fondo", dijo este lunes.

Esta situación agudizó la mirada que prevalece en el mercado: el acuerdo con el FMI entró en zona de riesgo y no hay que descartar que en Marzo se vaya a un default con el organismo, aunque después se termine acordando. Una trayectoria que de cumplirse tendría altos costos para la economía y las inversiones.

Así lo reflejan los precios de los bonos que se derrumbaron a la zona de los 28 dólares. En consecuencia, se disparó el riesgo país a los 1885 puntos básicos -nuevo récord histórico tras el canje de 2020- en una jornada sin transacciones en Wall Street por el feriado por Martin Luther King. Cuando se retomen las operaciones, sino aparecen señales positivas del encuentro de Cafiero con el secretario de Estado, Antony Blinken, la trayectoria indica que el riesgo país podría superar los 1900 puntos básicos.

Lo que reflejan los precios actuales es que el país entró en la cuenta regresiva para quedarse sin reservas internacionales netas. En poco más de dos semanas se habrá pagado el próximo vencimiento de casi 1.900 millones de dólares al FMI y solo quedarán tres meses más para que el país entre en atrasos o pida una excepción (waiver) para seguir negociando.

El Gobierno apostaba a un apoyo contundente de la administración Biden, para dar vuelta las resistencias del FMI a los pedidos de Argentina, pero este gesto hasta ahora no apareció. De ahí la gira urgente de Cafiero a Washington. Mientras tanto, Alberto Fernández intenta presionar a la Casa Blanca con la geopolítica y pautó para febrero una gira por Rusia y China.

Los analistas locales, a la luz de la escasez de reservas netas suficientes para cubrir un mes de importaciones, de cualquier modo ven muy difícil que aún rechazando el ajuste del Fondo, el escenario de crecimiento postulado por el Gobierno para los próximos años pueda materializarse. En cambio plantean unos pocos meses más de arrastre estadístico de los buenos tercer y cuarto trimestre de 2021 para la primera parte de 2022 y una ralentización que hará que el año termine entrando en recesión con altísima inflación.

Es decir, un ciclo de hiperestanflación que, de cualquier modo haría que el oficialismo incumpla con el FMI, incluso si el organismo aceptara un acuerdo basado en las proyecciones optimistas de Guzmán.

Por eso, en el Gobierno preven que a la oposición le quedará, si ganan en el 2023, gestionar un ajuste sobre una recesión ya en curso, lo mismo que la llevó a perder las elecciones en 2019. Encima, bajo el férreo control trimestral de FMI. Sin cumplimiento de las metas fiscales, de acumulación de reservas y de reducción de la emisión monetaria, se acaban los desembolsos para poder enfrentar los pagos.