La presidenta del PRO, Patricia Bullrich, recorrió varios barrios de La Matanza junto con su candidato a gobernador, Javier Iguacel, y el concejal a quien impulsa para pelear el municipio, Eduardo Lalo Creus en el que hubo algunos momentos de tensión en Villa Celina, cuando un grupo de militantes quisieron evitar que hablara ahí.

La oposición debe cuidar meticulosamente las presencias de sus máximos candidatos ante la organización de los oficialismos territoriales, que suelen armar supuestos “vecinos espontáneos” que empiezan a los gritos para detener la recorrida. Pasó antes, y sigue pasando ahora.

“A mi nadie me corre”, afirmó Patricia Bullrich, en La Matanza, en su recorrida por Villa Celina, frente a una provocación montada para impedir su visita. “Yo vine a acompañar a Lalo Creus y a toda la gente de Villa Celina”, exclamó y agregó que “vino una banda mandada por Espinoza para echarnos, pero no nos echan”.

Bullrich estaba acompañado por el denunciante de la causa Vialidad, que hoy está investigando la responsabilidad de Cristina Fernández de Kirchner por presunto direccionamiento de obra pública en favor de Lázaro Báez. La titular del PRO está armando aceleradamente en la provincia de Buenos Aires. “Yo me quedo con los vecinos y digan lo que digan nosotros vamos a ganar la Argentina y La Matanza”.

“Se van los narcos, se van los chorros de La Matanza, como dijo el Fiscal Diego Luciani, que Cristina Fernández de Kirchner es la jefa de la asociación ilícita que robó en este país”, expresó la ex ministra de Seguridad.

La convocatoria de la dirigente fue muy buena tanto en Celina como en Ramos Mejía, una localidad mucho más afín a la opción de Juntos. Llamativamente, la presidenta del PRO estuvo sólo con Creus como dirigente local y no estuvieron invitados el diputado nacional Alejandro Finocchiaro ni Héctor Toty Flores. El concejal amigo de Elisa Carrió.

En esta localidad se realizó hace más de un mes uno de los encuentros de la mesa de trabajo de Juntos entre los equipos de las distintas fundaciones. Pero la presión interna en el distrito se notó cuando todo estuvo a punto de estallar al no ponerse de acuerdo en la lista de oradores que tenían que abrir al evento matancero.