"No será un ajuste, sino un desajuste", definió, tajante, Patricia Bullrich. "El Estado, con el tamaño que tiene, hoy es el peor ajuste sobre los privados. Vamos a desajustar a los ciudadanos para ajustar al Estado. Eso es alivianarle peso al comerciante que tiene una panadería o al señor que tiene un pozo en Vaca Muerta".
Luego de exponer las principales ideas de su eventual plan económico ante los empresarios reunidos en el Foro Llao Llao en la cena del lunes, y de haber compartido un desayuno con un grupo reducido con CEOs, principalmente, tecnológicos, como Marcos Galperin (Mercado Libre) y Martín Migoya (Globant) el martes, la precandidata presidencial dialogó con los periodistas presentes en el evento.
"Les contamos cuáles son las áreas fundamentales sobre las que vamos a trabajar. Cómo necesitamos una primera etapa de alineamiento de precios, la necesidad de un país sin déficit, de generar un orden económico que termine con este régimen cambiario y monstruoso, que se construyó con cepos por todos lados que frenan la inversión", aseguró Bullrich, que estuvo acompañada por sus asesores Luciano Laspina (economía), Damián Arabia (política) y Federico Angelini, actual titular del PRO por la licencia que ella se tomó para hacer campaña.
Entre sus propuestas, que bajo el concepto "orden" engloban el levantamiento del cepo y las reformas del Estado y del Banco Central, resaltó un cambio impositivo "que termine con el sesgo anti-exportador", resaltó. "También, eliminar el peso muerto que hay sobre la economía, como el impuesto a los Ingresos Brutos. El Estado es un pésimo socio hoy para la inversión productiva en la Argentina. Prácticamente, creció un 100%: pasó del 23% al 42%. Eso generó una burocracia infinita", describió.
"La Argentina tiene un potencial gigante. La crisis en Ucrania nos dejó la pelota picando en el área para ganarle al subdesarrollo", intervino Laspina en el diálogo con la prensa. "En cinco años, tendremos el mejor contexto para la Argentina: agro, renovables, minería, industria del conocimiento... El país tiene una oportunidad histórica", aseguró.
"Nuestro objetivo es ordenar esa economía, poner reglas de funcionamiento que cambien los incentivos perversos que generó el kirchnerismo, que eliminó los subsidios a invertir, a exportar, a generar empleos y, también, a buscar empleo. Provocó bajos salarios y altos subsidios. Y eso es pésimo", agregó Laspina.
El eje central de las reformas de un eventual gobierno de Bullrich, avanzó, es "dinamitar" el régimen actual. "Es un modelo económico que genera condicionamientos sociales: empuja a la gente a quedar afuera del sistema para, luego, subsidiarla. El kirchnerismo exportó el modelo Formosa. Nosotros queremos el de Córdoba, Santa Fe, el de las provincias productivas", graficó.
Ella y su equipo ven al cepo cambiario como el "huevo de la serpiente". En su charla frente a los empresarios, la noche del lunes, prometió que su levantamiento sería prioridad desde el minuto cero. A la mañana siguiente, matizó ese anuncio. "No vamos a hablar de fechas. Si decís qué, no digas cuándo; si decís cuándo, no digas qué", relativizó Bullrich, citando un consejo que le oyó al ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti.
"Por supuesto, será prioridad. Pero no queremos atarnos a una fecha concreta. Tenemos cuatro meses. Hoy, contamos con un análisis sobre cómo están las cosas. Dentro de cuatro meses, podrá haber cambios", agregó.
Por lo pronto, el diagnóstico es que, para estabilizar, primero deberán ordenar las cuentas públicas. "Ordenar al Banco Central por la emisión brutal que estamos teniendo, por los préstamos al Tesoro... También haremos reformas al Estado que vendrán con una nueva Ley de Ministerios. Habrá que alinear precios...", enumeró.
Para estabilizar, indicó, no se puede tener la misma economía que existe hoy. "Por algo, el Gobierno no puede. Las condiciones son distintas a las de 2015. En ese momento, los precios estaban más ligados al dólar oficial que hoy. Ahora, están más ligados al contado con liquidación que al oficial. Si se levanta el cepo, podés tener un salto del tipo de cambio y una caída rápida, si empezás a generar confianza", explicó.
"El problema fundamental es cómo reaccionan los actores en un país herido. El que está por venir a invertir y le decís que sacás el cepo en seis meses, te posterga la decisión hasta ese momento. Necesitamos generar un shock de confianza para los que están esperando invertir en la Argentina, que son muchos", añadió.
"Hoy, hay una gran aceleración inflacionaria muy por encima del tipo de cambio porque la economía empieza a referenciarse en el dólar paralelo", amplió, por su parte, Laspina. "La Argentina necesita crecer y eso no pasará hasta que salga del cepo. Es un imperativo político salir lo más rápido posible", insistió.
"Dado el desastre que está dejando este gobierno, es muy posible que en sus últimos meses y los primeros del próximo haya que digiriendo el desastre que se está haciendo en materia inflacionaria. Después, iremos trabajando en las condiciones para un plan de estabilización exitoso", continuó.
Eso, aseguró, requiere tener precios alineados antes y no después de la implementación del plan. También, haber unificado el tipo de cambio. "No hay ningún país, salvo algún africano, que no haya podido estabilizar con cepo. Si la economía no crece, el plan de estabilización fracasará. Si no estabilizás, las reformas fracasarán. Son el ying y el yang de la política económica", definió.
Reforma del Estado, Banco Central y la reconversión de planes sociales
Un pilar del programa será la reforma del Banco Central. "Si hay algo importante en la Argentina, es restaurar la credibilidad institucional del Banco Central. Ya está dinamitado: hay que refundarlo. Ha sido asaltado por el Tesoro. Hay que darle independencia, institucionalidad. Eso permitirá recuperar el Banco Central y, por lo tanto, la moneda", dijo Laspina.
Bullrich aclaró que ese será un punto prioritario. "Presentaremos la ley de entrada. Después, veremos la secuencia", anticipó.
"Estamos trabajando sobre lo estructural y los detalles. Sabremos más cuando miremos todos los números ocultos de la economía argentina", retomó Bullrich. También fue renuente a hablar de potenciales valores del dólar -que ayer marcó un record de $ 408- el día que se libere el tipo de cambio. "No vamos a hacer cálculos ahora. No sabemos qué pasará en cuatro meses. El dólar volvió a subir ayer. La situación es de enorme estabilidad, con inflación muy alta. Vamos a actuar sobre realidades y no sobre predicciones", aclaró.
Lo definido es el rumbo, no la velocidad. "Estuve con un premio Nobel que lo ganó por sus estudios sobre la inflación. Desarmó todas las teorías y la redujo a una: es el déficit. No se puede tener un Estado que sea un peso muerto en la economía. Eso implica darles más poder a los privados", anticipó.
En tal sentido, prometió que la reducción del déficit se abordará con una reforma del Estado, "para que esté al servicio de la gente y no la gente al servicio de él". Consistirá en simplificar y reducir estructuras duplicadas o hasta cuadruplicadas, con sus respectivos presupuestos y niveles comparables de ineficiencia. "Lo mismo hay que hacer con las provincias y los municipios, por ejemplo, bajando tasas. Ya hay quienes lo hicieron y vieron que simplificando la vida de la gente se generan condiciones de competitividad", describió.
Confía en tener respaldo del FMI: "Si estamos sosteniendo un plan que se cumple bastante poco, esperamos que a nosotros, que tenemos un plan serio, claro y profundo, nos sostenga más. Porque las reservas están en cero".
Otro tema clave serán los planes sociales. "Estamos trabajando en su conversión hacia seguros de desempleo. Para cambiar los incentivos", anticipó. La idea es que esa reconversión sea en plazos.
"Tenemos una hipótesis bastante fundada de que un porcentaje muy alto de quienes cobran un plan social tienen un trabajo informal. Es decir, tienen capacidades para trabajar en el mercado informal, en algún tipo de oficio o trabajo, y hoy reciben un plan social pero podrían, perfectamente, entrar al mercado laboral y más formal. Con sistemas de seguridad social más simples y económicos. Si no, el empresario no los tomará", describió.
Dijo que su equipo está terminando un censo en estos días, para cuantificar el tema. "Estamos seguros de que el nivel de gente con habilidades es mucho mayor. No son 3,5 millones de personas que se quedan todo el tiempo en sus casas", señaló. Ejemplificó: a los seis meses, deberán ingresar al mercado laboral los más jóvenes; a los ocho, otra franja, otra a los 10 "y así sucesivamente".
"Los planes quedarán en otros sectores, que también tendrán una contraprestación. Todo esto, con un manejo que a la gente le quede claro que responderá al Gobierno, al Estado y no a nadie en particular", finalizó la Piba, que quiere ser la Dama de Hierro de la Argentina.